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DELITOS ESPIRITUALES

DELITOS ESPIRITUALES

EL ABUSO

¿Has sentido alguna vez que alguien, presuntamente espiritual, ha abusado de ti? La nueva era de la espiritualidad ha permitido surgir grandes maestros, formadores, terapeutas, alumnos, pacientes y seguidores que aumentan su conciencia día a día. Sin embargo, en este revuelto cultural-económico-religioso, también ha aparecido una especie renovada de prepotentes, soberbios e interesados, que abusan sin el menor remordimiento de las necesidades de los demás. Yo los llamo “delincuentes espirituales”.
Si mirar sólo por el propio interés va contra nuestra esencia, imagínate la deuda que esto genera a las personas que se jactan de realizar tareas espirituales, pero cuyo único fin verdadero es lograr sus propios objetivos. Que un banquero, un usurero o un  mafioso miren por su interés, no nos resulta extraño a nadie, ¿verdad? Pero que alguien dedicado a este campo tenga como objetivo principal el poder, la imagen, el dinero o aumentar sus adeptos, tiene graves consecuencias para esa persona, y por supuesto, para la espiritualidad en general.
¿Cómo puede evitar cualquier tipo de abuso? Mira tu corazón. Consulta en tu interior si esa persona, método, escuela o técnica es adecuada para ti en ese momento. Mira la pureza de corazón, pues hay más vendedores de humo y falsos gurus que puros de corazón.

Abusar de otro y aprovechar la debilidad de alguien es innecesario, negativo, dañino… sus consecuencias son inimaginables, pues mentir, robar o abusar en nombre de la Luz es colocarse uno mismo bajo una espada de Damocles que, tarde o temprano, caerá sin piedad sobre los abusadores espirituales.

EL EGO

Todos somos iguales. Todos. Lo digo porque lo pienso. No hay nadie por encima de nadie. Ni por debajo. Y si alguien te dice lo contrario, te miente.
Es cierto que hay gente que se maneja muy bien en la Tierra, que lleva mejor la vida y la muerte, y esas personas son nuestros verdaderos maestros. Los animales más pequeños son nuestros maestros. La rosa que cada mañana se abre exhalando gratuitamente su aroma, es nuestra maestra. Sin embargo, cuando un ser humano alardea de estar por encima de otro, no puede estar más lejos de la Luz de la que procede.
Tener sabiduría, inteligencia o bondad no te hace mejor, te hace servidor de tus hermanos.
Tener un don es un honor, pero este don debe estar a disposición del grupo humano-animal-vegetal-mineral al que todos pertenecemos aquí, en la Tierra (Gaia). ¿De qué sirve tener un talento y esconderlo? De nada. Al igual que no tiene sentido alardear, presumir o jactarse de ciertas habilidades o capacidades.
¿Puede tu maestro ser un presumido? ¿Puede hacerte sentir inferior? Entonces no es un maestro.
Tengo una gata muy vieja que cada día se levanta y viene a despertarme con sus maullidos. Se coloca a mi lado y me mira, y en su mirada noto todo su amor. Luego se va y se duerme. Os confieso que este pequeño y viejo animal sabe más de amor que yo. Ella me enseña y yo sólo soy su aprendiz. ¿Puede acaso alguien tener ego por saber amar a los demás? La señal del amor es la humildad.

EL PODER

Quien tiene poder, lo sabe. Quien llena un cuarto con su presencia, quien provoca con su voz un efecto hipnótico, es consciente de su efecto. No son necesarios honores ni reconocimientos, basta ser y estar.
El poder espiritual no daña ni exige, sólo está. Quien es poderoso espiritualmente permite a los demás que se sientan amados y perfectos sólo con estar en medio de ellos. Así de sencillo. Y quien tiene esa capacidad no desea laureles ni medallas, pues ya tiene el mayor de los honores: recordar a los demás de dónde proceden y cuánto los ama el Padre/Creador/Dios/Luz o Fuente.

A quien todo lo puede, ¿le vale de algo el oro? ¿Los títulos? ¿Salir por la tele? ¿Ser famoso? Al contrario, quien ya sabe de su poder es humilde y sencillo y huye de las manisfestaciones exageradas que colocan en un solo hombre cualidades extraordinarias (que todos tenemos, he de decir).
Quien está aquí está evolucionando. Así que, permitidme un consejo: bajad a la gente de los pedestales. Todo el mundo llora, tiene miedo, gime, yerra. Todo el mundo tiene el mismo poder espiritual de conectar con la Fuente, saberse amado y amar como nunca antes imaginó. Es cierto que hay personas que te ayudan y te enseñan para que lo logres, pero eso no es un “poder” exclusivo, sino un servicio.
EL DINERO
Hay gente espiritual que miente, estafa, tima e incluso roba. Nunca esperamos encontrar este tipo de comportamientos en el entorno religioso-espiritual ni en ningún representante de la nueva era. Ser espiritual, hacer Reiki, ayunar y orar, crear una nueva terapia, etc. no nos hace incorruptibles. Ser buena persona no es una exigencia para trabajar en este campo, por ello es fácil encontrar gente deshonesta, interesada y avariciosa también al servicio de la Luz, al igual que en una empresa no todos los trabajadores realizan su trabajo igual.
Todo el mundo trabaja por dinero, esto es correcto. Abusar del otro no es correcto. Da igual a lo que te dediques; sé honesto/a.
No juzgaré; sólo te pido, una vez más, que vayas a tu corazón para comprobar cuando alguien está cobrando justamente su trabajo, su formación y su experiencia, y cuando alguien está abusando. Tú eres responsable de escoger bien tus terapias, talleres, terapeutas y maestros. No culpes a otro. Cada uno pone su precio y tú pagas en función de lo que recibes. Quien utiliza el camino espiritual sólo para enriquecerse está generando una factura con la “empresa” de la Luz que la vida no tardará en cobrarle.
No juzgues a otros, simplemente, sé consecuente contigo, como cada persona debe serlo consigo misma. A cada uno se nos pasará nuestro examen de Luz. Y nos preguntarán: “¿Qué has hecho con la Luz que eres?”
Deseo, de todo corazón, que no tengas que toparte con delincuentes espirituales que utilizan la Luz y tu necesidad a su servicio. Te tengo, querido lector, por una persona inteligente, así que mira en tu interior y confía en que la Luz que te compone te indicará el camino correcto para ti en ese momento.
Abrazo enorme, apoyo sincero y agradecimiento infinito a todos.