a
EMOCIONES, DE ABAJO A ARRIBA

EMOCIONES, DE ABAJO A ARRIBA

Nuestro cuerpo emocional es un área invisible que nos rodea y que filtra lo que nos llega de fuera o lo que sale de dentro. Un hecho concreto, al atravesar nuestra sensibilidad emocional, puede ser percibido como positivo, negativo o neutro en función de nuestra interpretación. Por este motivo, saber cómo funciona la psique humana nos ayuda a enfrentar mejor las situaciones cotidianas que pueden generarnos emociones que llamamos “negativas”.
En el directo que compartí hace unos días en mi canal expliqué superficialmente que la vida en la Tierra se mueve en una dicotomía continua, es decir, en una división constante de todo lo que existe. Los seres humanos separamos todo en blanco o negro (y a veces, grises), en masculino o femenino, en alto o bajo, y desde luego, en bueno o malo. Sin embargo, a nivel espiritual, todas las experiencias son neutras y no existe lo bueno y lo malo, que son calificativos humanos.
Dicho esto, si las emociones no son buenas o malas, ¿por qué algunas nos “sientan” mejor que otras?
Esta es tu tarea, observar cómo te sientes cuando experimentas la tristeza y cómo te sientes cuando experimentas la alegría. Y así con todas las emociones que seas capaz de reconocer. 
Tal y como explico en el vídeo, hay emociones que te hacen sentir bien, mejoran tu salud e incluso tu aspecto físico. Algunos de esos sentimientos hacen que seas más generoso, más compasivo, más ecológico, y en último término, más amor, que es la auténtica esencia energética que nos conforma a todos los seres. Por otro lado, estoy segura de que puedes sentir en ti los efectos secundarios a nivel físico y mental de la rabia, el miedo, la ira, el odio… No me creas a mí, no te fíes de lo que digo, pero prueba en ti a sentir determinada emoción y ver cómo afecta a tu musculatura, a tus mandíbulas, a tu estómago. Quédate un rato más en esa emoción que has elegido para este ejercicio. Mira a ver qué te apetece hacer, ¿te mueve o te frena? Ten en cuenta si sentir eso te abre a los demás o te invita al aislamiento. Eso que sientes, ¿te hace dependiente o autónomo?
Por mucho que leas o estudies la única forma de conocerte es observarte a ti mismo. Mírate, y luego, aunque te dé pereza, sé muy sincero contigo, ¿qué estoy sintiendo? 
Una vez que le pones nombre, color o forma a tu sentimiento podrás comprender si lo que sientes tiene una vibración energética alta o baja, o lo que es lo mismo, si te acerca o te aleja del amor. Podría darte un listado ordenado por frecuencias (los hay en Internet), pero mi deseo es que no dependas de nada de fuera, que seas libre y que estudies quién eres y dónde te encuentras. Así que puedes hacer tu propia lista escribiendo junto a cada emoción cómo te sientes y cómo te sienta.
Y ahora viene lo gordo, ¿cómo cambio una emoción de baja vibración? ¿Cómo salgo de la zona negativa de la tabla? En el vídeo expliqué que, si a cada emoción le añades un poco de verdad, ya estás vibrando más alto. La verdad y la consciencia te suben un poco de donde te encuentres. Pero, si además de decirte la verdad, eres capaz de encontrar algo positivo, por poco que sea, podrás transformar la emoción densa (que llamamos por error “negativa”) a una emoción más elevada (o “positiva”). Mi recurso principal es “pensar como si” ya estuviera alegre, o ya fuera generosa, o ya fuera compasiva… “Pensar como si” me permite imitar esa emoción deseada, me ayuda a fingir que ya siento eso, y como el cerebro funciona igual con lo que piensa que con la realidad externa, empezarás a sentir en ti la emoción que has elegido pensar. Lo simplificaré, si quieres estar más alegre piensa como si ya estuvieras alegre: sonríe, mira lo positivo, cuéntate un chiste… Entonces tu cerebro liberará endorfinas, péptidos endógenos que funcionan como neurotransmisores, o en lenguaje llano, sustancias que crea tu cerebro para hacerte sentir bien y que mejora tu salud, tu aspecto, tu sistema inmunitario y hasta tus ideas.
Mapa de la temperatura según emociones.
Aparte de añadir verdad y de pensar como si ya estuvieras en la emoción que deseas, puedes utilizar pequeños trucos como:
– beber agua
– cambiar de actividad
– salir a andar rápido (u otro ejercicio físico)
A veces una jaqueca o un estado triste puede paliarse solo con beber agua pues estos son síntomas de falta de hidratación en nuestro cuerpo. Así que, cuando tengas una emoción de vibración baja, lo más rápido, fácil y barato será beber un poco de agua. Tenemos un gran porcentaje de agua, así que necesitamos estar hidratados para mantener el funcionamiento del cuerpo, pero también para pensar con más claridad, y desde luego, para recibir y traducir la información espiritual a la que todos tenemos derecho. No solo te hidratas y generas mejores funciones cerebrales, sino que, al hacer otra cosa, cortas el pensamiento recurrente sobre la emoción de la pretendes salir.
Cambiar de actividad obliga al cerebro a pensar en otras cosas, por lo que leer un libro, lavarse la cabeza, ponerse a limpiar cristales o limpiar los baños te saca de la emoción de baja vibración. Leer algo que te anime es un recurso sencillo, incluso ver un vídeo o película divertida es algo que la mayoría tenemos al alcance de la mano. Pero limpiar, lavar, ordenar o decorar son actividades que ayudan a nuestra mente a estar más ordenada, liberada y positiva. No subestimes el orden de tu armario y de tu casa pues es el reflejo de tu propio orden y claridad internos.
Por último, el ejercicio físico también libera endorfinas. Si puedes pasear o caminar rápido en un espacio abierto o en medio de un parque o un bosque, mejor. Pero si esto no es posible, tal vez puedas saltar a la comba (libera mucha rabia), hacer abdominales o incluso algunas posturas de yoga (Internet está lleno de vídeos). 
Escala Emocional – Huellas para la Humanidad¿Hay más formas? Tengo buenas noticias, hay muchísimas maneras de salir de las emociones más bajas de la tabla, ¿puedes pensar cuál es la mejor manera para ti? Hay personas que se sientan a escribir lo que sienten, otras se ponen a cocinar, algunas hacen labores manuales, ya que al tener ocupadas las manos el cerebro se ve obligado a estar atento a esa actividad, aunque sea hacer collares con pepitas de sandía, ¿cuántos más recursos puedes encontrar?
El objetivo, ¿cuál es?
Mi propósito es que sepas dónde estás. Si tienes emociones de baja vibración (esto es, las que pueden provocarte daños físicos, psicológicos, relacionales, y desde luego, las que te separan del Dios-Amor), cuando lo ves y las reconoces ya has puesto consciencia, y, por tanto, has subido un poco en la escala vibracional. Si eres capaz de decirte qué te ocurre realmente, de dónde procede y cómo salir de ello, has dado otro paso hacia arriba en la escala de las emociones. ¿Lo ves? Y cuanto más arriba estás, más cerca de Dios te encuentras y, por lo tanto, más sientes su presencia, su ayuda, su amor… Cuando tú te comprendes, te perdonas y te amas, sigues subiendo en la escalera emocional que te lleva de abajo a arriba.
¿Vas a volver a bajar? Por supuesto, y a veces, muy rápidamente, eres humano, ¡es normal! Pero si lo reconoces, te lo dices, y vuelves a centrarte en algo positivo, ¡vuelves a subir un escalón hacia la emoción más elevada de todas, el Amor. 
El campo emocional del ser humano es tan amplio que por más tablas, mapas y listados que encontremos, tal vez ninguna los inluya todos. Los matices del tejido emocional son tantos que cada personas nombra y siente de maneras diferentes emociones muy parecidas. Desde este artículo te invito a reconocer en ti y renombrar lo que sientes para tener más consciencia de lo que ocurre en ti, y de cómo tu percepcción modifica tu interpretación de los hechos o tu opinión sobre los sucesos y las personas. Ampliar tu léxico emocional te ayudará a reconocer en ti y en otros (empatía) los sentimientos y cómo afectan a las decisiones y conductas. Creo sinceramente que, cuando conoces lo que te pasa y lo nombras puedes manejarlo mejor. Por ello yo te insisito:
1.- Obsérvate
2.- Dale nombre a lo que sientes
3.- Dite la verdad
4.- Enfoca esa emoción desde un punto de vista positivo (por ejemplo, envidiar es una forma de admiración. Imitar a esa persona te ayuda a estar donde el otro está y elimina la envidia).
5.- Alégrate de tu sinceridad, de tu esfuerzo, de tu toma de conciencia, pues la alegría sube tu vibra.
Creo, de verdad, que es importannte ampliar los vocablos que definen nuestras emociones, pues, como defiende George Orwell en una de las tesis de su novela 1984, al reducir el lenguaje de los seres humanos se limita, inevitablemente, el pensamiento. Lo que no podemos definir o lo que no expresamos, deja de existir. 
Terminaré con un texto algo complejo para neófitos, pero admirado por los más “orwellianos”:
—La destrucción de las palabras es algo de gran hermo­sura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir. No se trata sólo de los sinóni­mos. También los antónimos. En realidad ¿qué justificación tiene el empleo de una palabra solo porque sea lo contrario de otra? Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo, tenemos «bueno». Si tienes una palabra como «bue­no», ¿qué necesidad hay de la contraria, «malo»? Nobueno sir­ve exactamente igual, mejor todavía, porque es la palabra exactamente contraria a «bueno» y la otra no. Por otra parte, si quieres un reforzamiento de la palabra «bueno», ¿qué sen­tido tienen esas confusas e inútiles palabras «excelente, espléndido» y otras por el estilo? Plusbueno basta para decir lo que es mejor que lo simplemente bueno y dobleplusbueno sirve perfectamente para acentuar el grado de bondad. Es el su­perlativo perfecto. Ya sé que usamos esas formas, pero en la versión final de la neolengua se suprimirán las demás pala­bras que todavía se usan como equivalentes. Al final todo lo relativo a la bondad podrá expresarse con seis palabras; en realidad una sola. ¿No te das cuenta de la belleza que hay en esto, Winston? Naturalmente, la idea fue del Gran Hermano —añadió después de reflexionar un poco.
Al oír nombrar al Gran Hermano, el rostro de Winston se animó automáticamente. Sin embargo, Syme descubrió inmediatamente una cierta falta de entusiasmo.
1984, de George Orwell