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SEXUALIDAD Y ESPIRITUALIDAD

SEXUALIDAD Y ESPIRITUALIDAD

¿Qué es la sexualidad?

Muchas personas me preguntan sobre el sexo en relación a la espiritualidad. Me consultan si hay problema en practicar sexo, si dificulta la canalización, si se pueden tener relaciones sexuales y ser espiritual… Mi respuesta es: ¿qué es para ti el sexo?

Volveré a recordar mis estudios de Sexología para explicar de nuevo que se habla de sexo cuando se hace alusión a la biología, es decir, al cuerpo, que está sexuado en femenino o en masculino. Las especies sexuadas tienen individuos machos o hembras, y se necesitan ambos para procrear.

Imagen de Christine Sponchia

La sexualidad se refiere a la orientación o la preferencia, a lo que nos atrae: la heterosexualidad o la homosexualidad, es decir, si nos atraen sexualmente las personas del otro sexo o las de nuestro mismo sexo. Y la erótica es la expresión real de nuestros deseos, o dicho de otro modo, lo que vivimos y cómo expresamos nuestro deseo y nuestras preferencias.

Dicho esto, me pregunto, ¿por qué ser hombre o mujer sería contrario a ser espiritual? Segundo, ¿por qué sentirse atraídos por hombres o por mujeres sería negativo o anti-espiritual? Y tercero, ¿por qué vivir y expresar nuestros deseos sexuales, siempre con el consentimiento del otro y siempre entre adultos, podría ser algo alejado o contrario a ser espiritual?

En muchas culturas antiguas la práctica sexual era una forma de conectar con la naturaleza e incluso con Dios, pero ¿dónde se perdió el disfrute de lo sexual como acceso a la experiencia del alma? Tal vez la cultura judeocristiana o el pensamiento de Platón, que hace tanta diferencia entre cuerpo y alma, sean los principales responsables de que muchos aún vean estas dos realidades como aspectos opuestos e irreconciliables. Sin embargo, creo firmemente que, si somos energía que habita un cuerpo, ¿cómo podría ser nuestro cuerpo algo negativo? Nuestro vehículo en la Tierra, el cuerpo físico, tiene necesidades básicas, pero lo necesitamos para nuestra evolución y misión espiritual, así que, de nuevo, ¿cómo puede haber algo negativo, sucio u oscuro en el vehículo corporal que nos permite cumplir nuestra misión más excelsa?

Por otra parte, si realmente tenemos chakras o vórtices energéticos que permiten el paso de la energía y nutren nuestros diferentes cuerpos (físico, etérico, emocional, mental, etc.), ¿puede ser un chakra más importante que otro? ¿Podría haber algún chakra inadecuado, incorrecto o mejorable? Si la energía que nos atraviesa requiere que todos nuestros vórtices estén más o menos equilibrados y limpios, ¿sería correcto cuidar los chakras superiores y obviar las necesidades de los primeros?

Por estas razones entre otras muchas, defiendo el cuerpo en toda su dimensión, en todas sus zonas y órganos, incluidos por supuesto los genitales. Y aparte de la salud física de nuestros órganos sexuales creo que deberíamos conocer sus funciones, sus particularidades y su potencialidad, pues es mucha y también sirve a la luz y al alma. El problema principal de los genitales es doble. Por un lado, están junto a la vejiga y al ano, por lo que, de nuevo, se relacionan con lo sucio, lo oculto, lo maloliente, … lo que rechazamos. Por otro lado, los genitales son los responsables de la reproducción, con todo lo que conlleva. Por estos motivos, lo más sencillo fue que convencer a la humanidad de que se olvidara de “lo de ahí abajo”, prohibiendo mirarlo (incluyo la pintura y la escultura) o tocarlo (bajo duros castigos físicos). Solo es un breve resumen, pero es fácil imaginar cómo la humanidad, en líneas generales, rechaza el conocimiento, la atención y el disfrute de sus órganos sexuales.

La sexualidad no está ahí abajo, lo repito, entre las piernas solo está el sexo biológico. La sexualidad como expresión de uno mismo está en todo el cuerpo y nace del cerebro y/o del corazón. El impulso que nace del cuerpo exclusivamente podríamos llamarlo deseo, apetito sexual, hambre, ganas… Pero se trataría de una descarga física, a solas o con otra persona, que no solo no eleva el alma, sino que puede perjudicarle. Puede que esta realidad haya impedido que sepamos más sobre nuestro propio deseo, sobre por qué deseamos sexualmente a este o a otro, o sobre qué buscamos y qué ofrecemos en nuestros intercambios sexuales. ¿Me explico?

Sobre el deseo, he de explicar algo que estudié hace muchos años. El deseo puede dividirse en tres áreas o necesidades: la descarga física, sentirse deseado/a y la comunicación con el otro. ¿De qué está hecho tu deseo? Supongo que cuando somos más jóvenes tenemos más necesidades propias y menos necesidad de relación, y con la madurez, creo que ocurre lo contrario. Por tanto, ¿qué hay de negativo en el deseo de comunicarse a niveles profundos con otra persona? ¿Cómo puede ser sucia o rechazable una forma de comunicación humana tan corporal? Si en la relación sexual podemos comunicar nuestro amor a otra persona, ¿cómo podría esta exquisita experiencia ir contra el alma o disgustar a nuestro Creador?

No conozco ejercicios taoístas ni practico el sexo tántrico, pero sé por experiencia y por mi formación que cuando se pone amor en el contacto íntimo solo puede haber un aumento de amor, incluso aunque la experiencia a nivel físico sea bastante normalita. ¿Me sigues? La experiencia sexual con una persona que nos atrae o a la que amamos puede llevarnos a una conexión muy profunda con nosotros mismos y también con el otro. Pero, y esta es una gran noticia, el sexo con amor puede acercarnos al amor del Creador. En serio, no exagero. El sexo nos da consciencia siempre que estemos centrados en vivir la experiencia desde el corazón, no desde los genitales, pues no se hace el amor con el cuerpo sino con el alma. Por eso no hay nada erróneo en los diferentes tipos de deseo, no hay pecado ni tara en las distintas preferencias sexuales y no hay nada negativo en la práctica sexual respetuosa para uno mismo y para el de enfrente, pues, si nace del amor, cualquier gesto es sublime. Incluso en lo relacionado con lo que nos erotiza, a veces es más excitante una mirada o el roce casual de la persona deseada que el acto sexual en sí. Si lo dudas, prueba.

Imagen de StockSnap 

Insisto en la importancia de cuidar y respetar las necesidades del cuerpo, pero toda práctica corporal (dieta, ejercicio, yoga o sexo) pueden vivirse desde el yo profundo y no solo desde las necesidades de nuestro cuerpo o de nuestra mente. El sexo vivido desde el corazón nos acerca a nosotros mismos, al otro y a Dios, sí, lo digo una vez más. Nada malo, oscuro o sucio puede haber al respecto en una sexualidad consciente. Lo de que los genitales estén junto a la uretra o al ano es cuestión de diseño, pero con una higiene razonable, como sexóloga no le veo problema alguno. Nada feo hay en el cuerpo, todo es hermoso en él, como lo es en el alma.