Cuando alguien me pregunta a qué me dedico, normalmente afirmo que hago terapias y escribo libros. Es la forma más sencilla de que la gente entienda que tengo un trabajo normal. Cuando percibo que a las personas les atrae el campo espiritual y que, realmente, se interesan por lo que hago, les digo que puedo transmitir mensajes de nuestros Maestros y Guías a los grupos, o en mis libros o en una consulta privada.
Pasada la sorpresa, la gente que de verdad quiere entender este trabajo, me pide más información. Quien no, mira al cielo como esperando una respuesta más «normal» y cambia de tema. Me asombra la cantidad de chorradas que dice el ser humano cuando no entiende algo, ja ja ja. Si no entiendes algo, ¡pregunta! Pero pregunta de verdad, queriendo saber, abierto a la respuesta, y dispuesto a que la contestación mueva tus creencias, al menos un poco. Creo que ante las nuevas profesiones espirituales algunas personas se sienten como los directores de banco cuando les explicaron que pondrían unas máquinas en la pared de la sucursal para que la gente sacase su dinero. ¡No se lo podían creer! Pero ahora no podemos vivir sin un cajero automático.

Precioso Amada Selina, mejor dicho..imposible!!
Gracias, muchas gracias!!!