
No temáis. Al pensar el ellos pensadlos en Luz. Rodeados del Amor del que proviene todo, del Amor que los ama más que tú, querido hijo, pues tu amor humano es imperfecto y el Amor del Padre no puede ser más completo, sanador e ilimitado. No comprendes con tu mente que nada hay más perfecto que estar junto al Padre celestial. Y en este olvido sufres la pérdida y te enfadas con Dios y con el que se ha ido. ¿No lo amas tanto? Pues déjalo marchar. No importa su edad ni sus circunstancias en la Tierra, sino que al volver a casa recobra su alma su perfección natural y se prepara, tal vez, para su próximo viaje: su próxima venida. Y, ¿quién sabe si no volveréis a encontraros años después? Y si crees mis palabras, aumentas tu conciencia, se aleja el miedo y se disuelve el dolor. Y tal vez tu Alma reconozca a la suya otro día en la vida terrestre.


Os llevo en mi corazón y el amor es como un hilo que nos mantiene conectados hasta que volvamos a encontrarnos con la misma apariencia. Y sonríen y asienten. Y mi perra ladra. Y noto su abrazo multitudinario como si estuvieran aquí en carne y hueso. Tomo su alegría y su fuerza, respiro, y salgo del Templo que guarda mi Libro del Alma y regreso a este plano. Termino este artículo y me voy a comer, celebrando que aún estoy en la Tierra, en cuerpo y alma.