Todo lo que existe es susceptible de ser admirado o perseguido, y normalmente hay gente en ambos grupos: unos admiran, halagan y defienden, mientras que otros ofenden, injurian, critican o insultan.
En el terreno de la espiritualidad tanto los del primer grupo como los del segundo grupo tienen el mismo objetivo inconsciente. A nivel consciente, los seguidores de un maestro o gurú, creen que esa persona es más espiritual, o elevada, o inteligente, o lo que sea. Y los enemigos que surgen desde el primer momento y aumentan con el tiempo tienen como objetivo consciente desprestigiarlo, calumniarlo, injuriarlo y difamarlo sin tener ni siquiera motivos, pruebas y muy lejos de conocer a la persona o las actividades que realiza. Pero el mundo funciona así, también en el terreno de la espiritualidad.
A nivel consciente, los seguidores de una causa la enaltecen, la defienden, la siguen y la adulan, muchas veces sin demasiada objetividad. ¿Esto es positivo? En mi opinión, deberías mirar a tu maestro o tu causa con objetividad, pues corres el riesgo de sufrir decepciones y de perder el rumbo de mirar por ti mismo. El peligro de estos comportamientos aduladores, muy sinceros la mayoría de las veces, es que el gurú o maestro puede ser llevado por el ego a sentirse superior o escogido, cuando lo que le diferencia es que su conciencia es más elevada. Es decir, no es más listo, ni más iluminado que tú (nadie lo es), simplemente, su Alma tiene más experiencias y va por delante en el camino de la evolución. Pero si se deja adular o se posiciona con superioridad, claramente no está tan evolucionado como creía. ¿Se comprende esto? Creo que sí.
Cuando mucha gente sigue a alguien, este corre el riesgo de dejarse manejar por la adulación, de realizar cualquier trabajo con tal de ser admirado, halagado o seguido. Esta es la prueba de fuego: si cree que es superior a otros, no es un maestro. Puede enseñarte muchas cosas, pero no es un maestro.
Por otro lado, el grupo de detractores, enemigos, difamadores y calumniadores busca conscientemente varios fines, entre otros:
1.- dañar la imagen de la persona, entidad o causa a la que atacan
2.- demostrar su falsedad, sea real o no. Esto les da igual.
3.- reducir sus seguidores (y, a veces, volverlos en su contra)
4.- dar la imagen de defensores de la verdad y la honestidad, aunque utilicen la calumnia para ello.
Pero inconscientemente están sirviendo a la causa que persiguen porque:
1.- Un verdadero maestro o una causa justa, hacen caso omiso de críticos ignorantes e infelices.
2.- Al hablar de algo, aunque sea mal, inevitablemente le haces publicidad.
3.- Elimina los seguidores inseguros, manipulables, inmaduros o interesados, y a los fariseos.
4.- Provocan el deseo de la Verdad de aflorar más cada día.
Por lo tanto, creo que tanto aquellos que creen en algo como los que desean desprestigiarlo con mentiras, realizan un trabajo necesario e inconsciente al servicio de la Luz: que esta se muestre.
Quien se deja llevar por el halago, está lejos del amor.
El que se mueve por la admiración o por el pago económico/afectivo/etc. de sus actos, se define.
Si huyes de la verdad envolviéndote en una falsa modestia, no estás siendo honesto, pues lo que es, es, y aceptarse como un es, incluidas las virtudes, es justo y hermoso, no es pedantería, sino realismo.
Y cuando estás contra algo, yo que tú, intentaría probar lo que critico. En primer lugar, porque puedes incurrir en un delito de calumnias e injurias. En segundo lugar, hablar mal de alguien crea la duda en las personas inteligentes y curiosas, sabedoras de la verdad que esconde el refrán de que “nadie tira piedras a un árbol sin frutos” y lograr poner la atención en lo que deseabas denostar. Y te deja en muy mal lugar. ¿Tal vez quien calumnia, tiene envidia? ¿O miedo? ¿O celos? ¿Qué interés hay en acusar falsamente a un profesional, a una entidad, empresa, asociación, un sistema de vida o una religión? Me viene a la memoria a imagen de las autoridades judías mandando a la muerte a Jesucristo, su mejor representante, casualmente, un judío.
Si aún así insistes en arremeter contra alguien y no te importa carecer de información de primera mano ni dañar la imagen, el trabajo o la vida de una persona o un grupo… asume las consecuencias. “No juzguéis y no seréis juzgados” (Lc. 6, 37). No va a caerte un rayo en la cabeza, pero es seguro que antes o después entenderás, por propia experiencia, el acoso injusto que ahora has provocado. ¿Hay, acaso, un Dios vengativo que te castiga bajo la ley del Talión? Yo no lo creo. ¿Se trata del karma? Sinceramente, después de tres años realizando consultas de Registros Akáshicos, he visto lo suficiente como para estar segura de que nuestros actos tienen sus consecuencias.
Por lo tanto, si decides hacer daño a alguien o algo, bien porque no te parece grave y sientes que lo que haces es justo (como hizo el Sumo Sacerdote Caifás), bien por falta de consciencia, vivirás situaciones parecidas para que tu Alma pueda entender cuánto duele la injusticia, la persecución o la calumnia. Viejos actos generan nuevas situaciones para comprender aquellos viejos actos: esto es el karma (traducido significa: acto).
Por último, quien hace un daño conscientemente genera una factura elevada contra sí mismo. Y antes o después habrá de compensar el daño hecho a otros. Por ello, si estás leyendo esto, sé consciente de tus palabras y tus actitudes. Todos tus juicios y críticas, todo el dolor causado, los volverás a encontrar en tu vida, esta vez, desde el otro punto de vista, con el objetivo del crecimiento de tu Alma.
La Verdad siempre sale a la Luz, pues no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo.
La Verdad siempre sale a la Luz, pues no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo.
Como canalizadora, como persona expuesta a la crítica positiva y negativa, sólo te pido cordura en tus juicios. No debes seguir a nadie, aunque alguien te muestre el camino a la Luz, deberás hacerlo por ti mismo y sin caer en adulaciones a un humano que no es ni más ni menos, es como tú. Si escoges dañar a alguien sin pruebas, sin conocimiento, e intentas impedir su trabajo de Luz sólo puedes salir perjudicado, al igual que les ocurre a las polillas que se acercan a una “luz”.
Cada cual es responsable de su vida.
Cada encuentro o desencuentro nos muestra un camino y cada camino conduce a una realidad.
Los juicios de valor son inherentes al ser humano. Somos aprendices.
Uno decide a que darle valor.
La crítica con desprestigio no la comprendo.
Solo me enfoco en el bien. Pongo la proa hacia la luz.
Respeto y pido respeto.
Así lo siento yo también, Clara.
Muchas gracias por tu comentario. Me encanta lo de "Sólo me enfoco en el bien".
Abrazo enorme, y mucha Luz para ti.
Palabras con sabiduría, me ayudan a reflexionar en ser más consciente de mis palabras y actitudes, lo único que quiero es dar luz , amor a todo ser vivo en el cosmos, y paz a mi alma, muchas gracias por este articulo.
Gracias a ti, querido Carlos, por entenderlo, que querer crecer y por seguir los dictados de tu corazón, que está hecho de Amor y Luz (y lo sabes, ja ja ja). Abrazo!
Hola Guapetona fue un placer tenerte en mi centro me quede encantada espero tenerte de nuevo en malaga el 2 de julio será un placer tenerte parecía que nos conociéramos d toda la vida y besote grande para los dos con amor en la luz Toñi