Hoy quise consultar sobre la duda y la fe. ¿Qué es cada cosa? ¿Por qué dudamos los humanos? ¿Por qué tenemos o no tenemos fe? Pero ¿dónde se buscan estas respuestas? El ser humano no es solo humano y por eso tenemos la suerte de acceder a una sabiduría inmensa, ilimitada, que parece invisible o inalcanzable, pero que en realidad está dentro de nosotros.
Me relajé, bastante, he de decir. Para acceder a cierto conocimiento antiguo e intangible, y por lo tanto, no demostrable, necesité un tiempo y un espacio en soledad para alejarme de la mente y poder alcanzar el saber que está más allá del conocimiento intelectual. Tuve que estar un rato en silencio apartando a manotazos las ideas que se basan en lo que sé porque lo he leído o estudiado, lo que sé por experiencia y lo que sé porque otros me lo han contado. Una vez que pude separar el intelecto lo suficiente, sin tener que pedirlo vi aparecer delante de mí (aunque estaba con los ojos cerrados) una nebulosa abstracta, amorfa, que se iba transformando en una figura más reconocible. Era una mujer de rasgos orientales, con el cabello recogido, vestida de telas que parecían moverse en el aire a pesar de no haber viento alguno, y que parecía querer decirme algo. Yo sabía quién era (o eso creía), pero preferí que se presentara para hacer mis preguntas sin el mínimo prejuicio o expectativa.
Pareció que hubiera leído mi pensamiento y la figura de nebulosa exclamó: Soy Kwan Yin, estoy al servicio de la humanidad. Y antes de que pudiera hacerle mis preguntas comenzó a hablar. Aquí lo transcribo literalmente por si os ayuda en estos momentos.
Yo, Kwan Yin, ayudo a los humanos en su camino de comprensión y de perfeccionamiento de su energía, pues sois más energía que carne, aunque lo habéis olvidado, la mayoría. Si vieseis que sois como los grandes maestros del cielo, algunos de los cuales caminaron sobre la Tierra, no tendrías duda pues sabrías que, en el fondo, en lo auténtico, no existe la dualidad sino la unidad. Los miedos humanos generan la falsa sensación de división y de ruptura hasta que vuestras propias experiencias os demuestran una y otra vez que no existe tal división y volvéis al pensamiento de unidad y comunión con todo. Mientras ese largo camino se transita, cada humano tendrá en su vida miles de posibilidades para enfrentarse con la dualidad, con los extremos, y tendrá que elegir una y mil veces para llegar, de nuevo, a la claridad de que todo lo que existe es uno.
Sé que el miedo y el dolor generan la duda, y sé que, ante la duda, solo buscáis certidumbre o seguridad, no verdades. No queréis la verdad, sino la seguridad de que estáis en el camino correcto, pero ¿no veis que si estáis en el corazón solo hay un camino y la dualidad muere? ¿No veis que estando en amor todas las decisiones quedan claras como el día y elegir es fácil? Lo difícil es seleccionar unas ideas u otras cuando solo estáis en la mente, ya que la misma mente las divide en «buenas» o «malas». Pero si lo miráis con el corazón la respuesta emana desde el corazón de la Tierra y se muestra ante vuestros ojos, y entonces la decisión es acertada y el diablo que representan la indecisión, la inseguridad o el miedo, se esfuma, pues no es real. Solo es real la idea mental de que las cosas son opuestas, pero los opuestos unidos dan la unidad, como sumar 1 y restar 1 dará siempre 0.
La neutralidad y la sabiduría no están por lo tanto en el conocimiento intelectual o en el estudio de las cosas sino en ir al propio corazón, ya que en el centro del chakra cardíaco o cuarto centro se halla la llave que contiene todas las respuestas. Por tanto, ¿dónde está la fe? La fe reside en el corazón del hombre, pero este anda perdido buscándola en la cabeza y allí no podrá encontrarla. Podrá entender la fe, explicarla o delimitarla, pero no podrá tenerla pues no se agarra con la cabeza sino con el lugar que siente, el corazón.
En los momentos de tribulación e incertidumbre, cuando estéis perdidos, ahorraos el esfuerzo de dar palos de ciego buscando fuera las respuestas para vuestra vida. Dejad a un lado la necesidad legítima de apoyo y sostenimiento que otros pueden daros, pero que siempre será parcial, temporal y a veces, interesada. Volved, en cambio, a vuestro pecho. Cerrad los ojos y colocad ambas manos en el pecho, donde de está vuestro corazón físico, en el centro del esternón y un poco hacia la izquierda. Ahí, conectad con el mundo invisible, eterno e infinito que realmente es este órgano vital. Entonces se abrirán las puertas de un hermoso lugar, con un templo o un edificio sagrado, y dentro de él, una sala acorazada de la que cada uno tiene su propia llave. Que cada uno de vosotros piense en la clave para acceder… la puerta se abrirá. Ahí se halla la sabiduría en forma de energía que responde las preguntas, aclara las dudas y borra la incertidumbre antes incluso de que podáis pronunciar una sola palabra. Las dudas son resueltas a nivel del alma, muy por encima del plano mental que utiliza la palabra y el conocimiento. La duda se disipa ante la fuerza arrolladora, innegable e imparable de la fe, y aunque no podéis explicar cómo, simplemente lo sabéis todo. Ese es el lugar donde están las respuestas. O mejor dicho, ese es el espacio sagrado donde se retiran los velos y tu alma se funde con Dios, y en ese lugar ya no existen las preguntas.
Kwan Yin canalizada por Amada Selina. Comparte respetando el texto e indicando el canal.
Entre nuestros proyectos para poner más consciencia en el mundo, ha surgido uno recientemente: abrir nuestra editorial a otros escritores. ¿Por qué? Porque tenemos la experiencia de escribir, publicar y vender libros sin perder nuestros derechos de autor, y a nuestra manera, que es lo más importante.
En estos años hemos lanzado al mercado siete libros, pero lo más importante es que seguimos siendo los dueños de estas obras tanto en su contenido como en su forma. Además, aunque conocemos varias editoriales de autopublicación, nuestro nivel de exigencia es alto y no siempre hemos recibido el libro que habíamos contratado. La experiencia nos ha enseñado a ver qué podemos esperar de una editorial y qué nos corresponde a nosotros, los autores.
Si escribir es una tarea difícil, el siguiente paso lo es aún más. ¿La razón? La mayoría de nosotros, incluso con formación en el mundo de las letras y con muchas horas de lectura a nuestras espaldas, ignoramos muchísimas cosas:
– ¿Qué tipo de libro has escrito?
– ¿A quién va dirigido?
– Puedes decidir hacer unos pocos para regalo para tus amigos, o entregarlo a tus alumnos o venderlo en distintas plataformas.
– ¿Necesitas introducción, prólogo e índice?
– Si tengo ilustraciones, ¿qué calidad mínima deben tener para imprimir? ¿Y los derechos de autor?
– ¿Es obligatorio el ISBN?
– ¿Qué es maquetar exactamente? ¿Puedo hacerlo yo?
– Maquetar, editar, imprimir, publicar, ¿qué significa cada cosa?
– Al corregir mi libro, ¿cambiará mi estilo? ¿Y si quiero publicar sin revisión?
– ¿Dónde y cómo puedo vender mi libro? – ¿Puedo encargar solo el formato electrónico? – Si un autor desea publicar por su cuenta y no tiene dinero, ¿qué opciones hay?
– ¿Cuánto cuesta tener mi libro en casa? ¿Y cuánto dura todo el proceso?
– ¿Quién se queda los beneficios?
– ¿Podría imprimir también con otra editorial?
– ¿Cómo sé si mi obra es buena?
– ¿Cómo organizar la presentación y firma de mi libro?
La lista de dudas de un autor novel es enorme, y no siempre recibimos respuestas sinceras y desinteresadas. Un editor puede pensar solo en su empresa o puede pensar en los intereses de ambas partes, pero ¿cómo estar seguro de que estás en buenas manos?
Si sigues nuestro trabajo desde hace unos años verás que nuestro principal objetivo siempre ha sido ayudar a los demás con publicaciones en este blog y canalizaciones gratuitas, así como con nuestros libros y cursos. La editorial Libros de Luz amplía ahora su misión de difusión de la consciencia. Como esta es nuestro principal objetivo, solo publicamos sobre algunos temas, solo si los manuscritos tienen calidad suficiente y siempre con el objetivo de apoyar a otros escritores. Si, además, conoces nuestras publicaciones, habrás comprobado la exigencia que nos caracteriza y que se muestra en los cambios y correcciones de una edición a otra, así como en un resultado estético y de maquetación que son la marca de la casa.
Como autora, soñaba con llevar mi original encuadernado a varias de las editoriales grandes de mi país y esperar un milagro. Como en las películas, imaginaba que un ocupadísimo editor se quedaba asombrado al leer mi texto y entrever en él un nuevo superventas. Sin embargo, un amigo me contó la parte negativa de mi sueño:
– la entrega de un maravilloso cheque a cambio del cuál entregas los derechos de tu obra. Incluso puedes aceptar no utilizar el nombre de tu libro para una conferencia, taller o programa, es decir, ¡pierdes hasta el derecho de usar tu propio título en cualquier evento!
– el desconocimiento de las ventas reales de tu obra, ya que pierdes el control de la misma en todos sus formatos y plataformas de venta. No sabrás cuánto vendes ni cómo ni dónde.
– puede que tengas la suerte de cobrar las regalías una vez al año o cada cinco años, según lo que firmes, y que este dinero se reduzca a 0,50 euros (0,56 dólares americanos) por ejemplar.
– pierdes tu libertad a cambio de una cifra tentadora que, tal vez, cobras una sola vez.
Pues a pesar de eso, yo quería que «las grandes» de pelearan por mí y por mi trabajo. Sin embargo… los hados intervinieron. El ego del escritor quería enviar la obra aún a riesgo de recibir veinte negativas, pero, entonces, tuve un sueño. En el sueño, un hombre rubio, de pelo largo, vestido con un chaqué muy elegante, me susurraba que hiciera mi propia publicación, y así lo hice. Supongo que fue una sugerencia del cielo, pero cedí y no me arrepiento, ¡me encanta dirigir el proceso de publicación y hacer con mi trabajo lo que me dé la gana! ¡Me siento libre!
La mayor diferencia es que, en una editorial clásica, ellos te pagan a ti, y en una de autopublicación, tú contratas los servicios de la editorial, que trabajará para ti. La segunda diferencia es que, en el primer caso, puede que llegues a cobrar 0,50 euros del total de cada ejemplar vendido, y en la autopublicación, todos los beneficios son para ti. La tercera diferencia, podría ser el hecho de perder o mantener los derechos sobre la obra, ya que tú eres el autor y siempre lo serás, en el caso de la autopublicación, y cedes tus derechos a otro, en el caso de las editoriales clásicas.
No digo que una opción sea mejor que la otra, solo afirmo que ambas tienen ventajas y desventajas. Por ejemplo, la difusión y la distribución, ¿quién la realiza? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Quién te asegura que tu libro se venderá? ¿Puedes hacerte promoción y lograr buenas ventas en Amazon u otra plataforma? Debes sopesar estos y otros aspectos antes de decidir, o, como hacen los sabios, pensar menos y sentir más, ¿qué te late? ¿Qué te resuena más? Pues ese es el mejor camino para ti.
Tomes la decisión que tomes, sé libre. Escribir es un ejercicio creativo entre el corazón y la cabeza cuyo fin es que tu obra llegue a los demás, por eso publicamos a otros autores independientes.
Nota: si tienes un texto original listo para ser publicado puedes consultar cómo trabajamos enviándonos un email a info@librosdeluzeditorial.com
Nuestro cuerpo emocional es un área invisible que nos rodea y que filtra lo que nos llega de fuera o lo que sale de dentro. Un hecho concreto, al atravesar nuestra sensibilidad emocional, puede ser percibido como positivo, negativo o neutro en función de nuestra interpretación. Por este motivo, saber cómo funciona la psique humana nos ayuda a enfrentar mejor las situaciones cotidianas que pueden generarnos emociones que llamamos «negativas».
En el directo que compartí hace unos días en mi canal expliqué superficialmente que la vida en la Tierra se mueve en una dicotomía continua, es decir, en una división constante de todo lo que existe. Los seres humanos separamos todo en blanco o negro (y a veces, grises), en masculino o femenino, en alto o bajo, y desde luego, en bueno o malo. Sin embargo, a nivel espiritual, todas las experiencias son neutras y no existe lo bueno y lo malo, que son calificativos humanos.
Dicho esto, si las emociones no son buenas o malas, ¿por qué algunas nos «sientan» mejor que otras?
Esta es tu tarea, observar cómo te sientes cuando experimentas la tristeza y cómo te sientes cuando experimentas la alegría. Y así con todas las emociones que seas capaz de reconocer.
Tal y como explico en el vídeo, hay emociones que te hacen sentir bien, mejoran tu salud e incluso tu aspecto físico. Algunos de esos sentimientos hacen que seas más generoso, más compasivo, más ecológico, y en último término, más amor, que es la auténtica esencia energética que nos conforma a todos los seres. Por otro lado, estoy segura de que puedes sentir en ti los efectos secundarios a nivel físico y mental de la rabia, el miedo, la ira, el odio… No me creas a mí, no te fíes de lo que digo, pero prueba en ti a sentir determinada emoción y ver cómo afecta a tu musculatura, a tus mandíbulas, a tu estómago. Quédate un rato más en esa emoción que has elegido para este ejercicio. Mira a ver qué te apetece hacer, ¿te mueve o te frena? Ten en cuenta si sentir eso te abre a los demás o te invita al aislamiento. Eso que sientes, ¿te hace dependiente o autónomo?
Por mucho que leas o estudies la única forma de conocerte es observarte a ti mismo. Mírate, y luego, aunque te dé pereza, sé muy sincero contigo, ¿qué estoy sintiendo?
Una vez que le pones nombre, color o forma a tu sentimiento podrás comprender si lo que sientes tiene una vibración energética alta o baja, o lo que es lo mismo, si te acerca o te aleja del amor. Podría darte un listado ordenado por frecuencias (los hay en Internet), pero mi deseo es que no dependas de nada de fuera, que seas libre y que estudies quién eres y dónde te encuentras. Así que puedes hacer tu propia lista escribiendo junto a cada emoción cómo te sientes y cómo te sienta.
Y ahora viene lo gordo, ¿cómo cambio una emoción de baja vibración? ¿Cómo salgo de la zona negativa de la tabla? En el vídeo expliqué que, si a cada emoción le añades un poco de verdad, ya estás vibrando más alto. La verdad y la consciencia te suben un poco de donde te encuentres. Pero, si además de decirte la verdad, eres capaz de encontrar algo positivo, por poco que sea, podrás transformar la emoción densa (que llamamos por error «negativa») a una emoción más elevada (o «positiva»). Mi recurso principal es «pensar como si» ya estuviera alegre, o ya fuera generosa, o ya fuera compasiva… «Pensar como si» me permite imitar esa emoción deseada, me ayuda a fingir que ya siento eso, y como el cerebro funciona igual con lo que piensa que con la realidad externa, empezarás a sentir en ti la emoción que has elegido pensar. Lo simplificaré, si quieres estar más alegre piensa como si ya estuvieras alegre: sonríe, mira lo positivo, cuéntate un chiste… Entonces tu cerebro liberará endorfinas, péptidos endógenos que funcionan como neurotransmisores, o en lenguaje llano, sustancias que crea tu cerebro para hacerte sentir bien y que mejora tu salud, tu aspecto, tu sistema inmunitario y hasta tus ideas.
Mapa de la temperatura según emociones.
Aparte de añadir verdad y de pensar como si ya estuvieras en la emoción que deseas, puedes utilizar pequeños trucos como:
– beber agua
– cambiar de actividad
– salir a andar rápido (u otro ejercicio físico)
A veces una jaqueca o un estado triste puede paliarse solo con beber agua pues estos son síntomas de falta de hidratación en nuestro cuerpo. Así que, cuando tengas una emoción de vibración baja, lo más rápido, fácil y barato será beber un poco de agua. Tenemos un gran porcentaje de agua, así que necesitamos estar hidratados para mantener el funcionamiento del cuerpo, pero también para pensar con más claridad, y desde luego, para recibir y traducir la información espiritual a la que todos tenemos derecho. No solo te hidratas y generas mejores funciones cerebrales, sino que, al hacer otra cosa, cortas el pensamiento recurrente sobre la emoción de la pretendes salir.
Cambiar de actividad obliga al cerebro a pensar en otras cosas, por lo que leer un libro, lavarse la cabeza, ponerse a limpiar cristales o limpiar los baños te saca de la emoción de baja vibración. Leer algo que te anime es un recurso sencillo, incluso ver un vídeo o película divertida es algo que la mayoría tenemos al alcance de la mano. Pero limpiar, lavar, ordenar o decorar son actividades que ayudan a nuestra mente a estar más ordenada, liberada y positiva. No subestimes el orden de tu armario y de tu casa pues es el reflejo de tu propio orden y claridad internos.
Por último, el ejercicio físico también libera endorfinas. Si puedes pasear o caminar rápido en un espacio abierto o en medio de un parque o un bosque, mejor. Pero si esto no es posible, tal vez puedas saltar a la comba (libera mucha rabia), hacer abdominales o incluso algunas posturas de yoga (Internet está lleno de vídeos).
¿Hay más formas? Tengo buenas noticias, hay muchísimas maneras de salir de las emociones más bajas de la tabla, ¿puedes pensar cuál es la mejor manera para ti? Hay personas que se sientan a escribir lo que sienten, otras se ponen a cocinar, algunas hacen labores manuales, ya que al tener ocupadas las manos el cerebro se ve obligado a estar atento a esa actividad, aunque sea hacer collares con pepitas de sandía, ¿cuántos más recursos puedes encontrar?
El objetivo, ¿cuál es?
Mi propósito es que sepas dónde estás. Si tienes emociones de baja vibración (esto es, las que pueden provocarte daños físicos, psicológicos, relacionales, y desde luego, las que te separan del Dios-Amor), cuando lo ves y las reconoces ya has puesto consciencia, y, por tanto, has subido un poco en la escala vibracional. Si eres capaz de decirte qué te ocurre realmente, de dónde procede y cómo salir de ello, has dado otro paso hacia arriba en la escala de las emociones. ¿Lo ves? Y cuanto más arriba estás, más cerca de Dios te encuentras y, por lo tanto, más sientes su presencia, su ayuda, su amor… Cuando tú te comprendes, te perdonas y te amas, sigues subiendo en la escalera emocional que te lleva de abajo a arriba.
¿Vas a volver a bajar? Por supuesto, y a veces, muy rápidamente, eres humano, ¡es normal! Pero si lo reconoces, te lo dices, y vuelves a centrarte en algo positivo, ¡vuelves a subir un escalón hacia la emoción más elevada de todas, el Amor.
El campo emocional del ser humano es tan amplio que por más tablas, mapas y listados que encontremos, tal vez ninguna los inluya todos. Los matices del tejido emocional son tantos que cada personas nombra y siente de maneras diferentes emociones muy parecidas. Desde este artículo te invito a reconocer en ti y renombrar lo que sientes para tener más consciencia de lo que ocurre en ti, y de cómo tu percepcción modifica tu interpretación de los hechos o tu opinión sobre los sucesos y las personas. Ampliar tu léxico emocional te ayudará a reconocer en ti y en otros (empatía) los sentimientos y cómo afectan a las decisiones y conductas. Creo sinceramente que, cuando conoces lo que te pasa y lo nombras puedes manejarlo mejor. Por ello yo te insisito:
1.- Obsérvate
2.- Dale nombre a lo que sientes
3.- Dite la verdad
4.- Enfoca esa emoción desde un punto de vista positivo (por ejemplo, envidiar es una forma de admiración. Imitar a esa persona te ayuda a estar donde el otro está y elimina la envidia).
5.- Alégrate de tu sinceridad, de tu esfuerzo, de tu toma de conciencia, pues la alegría sube tu vibra.
Creo, de verdad, que es importannte ampliar los vocablos que definen nuestras emociones, pues, como defiende George Orwell en una de las tesis de su novela 1984, al reducir el lenguaje de los seres humanos se limita, inevitablemente, el pensamiento. Lo que no podemos definir o lo que no expresamos, deja de existir.
Terminaré con un texto algo complejo para neófitos, pero admirado por los más «orwellianos»:
—La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir. No se trata sólo de los sinónimos. También los antónimos. En realidad ¿qué justificación tiene el empleo de una palabra solo porque sea lo contrario de otra? Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo, tenemos «bueno». Si tienes una palabra como «bueno», ¿qué necesidad hay de la contraria, «malo»? Nobueno sirve exactamente igual, mejor todavía, porque es la palabra exactamente contraria a «bueno» y la otra no. Por otra parte, si quieres un reforzamiento de la palabra «bueno», ¿qué sentido tienen esas confusas e inútiles palabras «excelente, espléndido» y otras por el estilo? Plusbueno basta para decir lo que es mejor que lo simplemente bueno y dobleplusbueno sirve perfectamente para acentuar el grado de bondad. Es el superlativo perfecto. Ya sé que usamos esas formas, pero en la versión final de la neolengua se suprimirán las demás palabras que todavía se usan como equivalentes. Al final todo lo relativo a la bondad podrá expresarse con seis palabras; en realidad una sola. ¿No te das cuenta de la belleza que hay en esto, Winston? Naturalmente, la idea fue del Gran Hermano —añadió después de reflexionar un poco.
Al oír nombrar al Gran Hermano, el rostro de Winston se animó automáticamente. Sin embargo, Syme descubrió inmediatamente una cierta falta de entusiasmo.
No sé muy bien cómo definir lo que es el Yo Superior o el Yo Real. Imagino que es nuestra parte espiritual más inteligente, una parte del alma que no encarna, pero que comparte con nuestra parte física todas nuestras existencias o vidas.
Estaba reflexionando sobre esto para poder compartir algo de información con alumnos y seguidores de mi trabajo, cuando pensé que quería ver a mi verdadero Yo (que es otra forma de decirlo). Y así lo pedí.
Estaba sola en mi habitación y dije en voz alta:
Guidance (el Guía), de Akiane Kramarik
Me gustaría ver a mi Yo Superior.
Me gustaría ver a mi Yo Superior.
Me gustaría ver a mi Yo Superior.
¡Fue increíble!
Delante de mí sentí que se aparecía una nebulosa, como una niebla muy ligera y sin forma que enseguida dejó ver una figura. Se parecía a un ser luminoso con una túnica que no mostraba brazos ni pies, pero que me dejaba intuir un rostro familiar, cercano, aunque no podría describir sus rasgos.
-Así, que ¡eres tú! -exclamé sorprendida de la rapidez con la que llegó.
-Eso parece.
-Y, ¿en qué puedes ayudarme? -le pregunté disimulando mi asombro.
Es legendaria la ironía de los distintos seres de luz con los que podemos toparnos, así que decidí parar mis dudas y mi cordura, que siempre está deseando poner las cosas en su sitio, y me permití dialogar con la nebulosa blanca de mi habitación.
-Muy bien, supongamos que yo te he llamado y que tú has aparecido.
-Supones bien -asintió.
-Ok… Me pregunto, para qué sirve que los seres humanos podamos comunicarnos con lo que sea que eres.
-Bueno, para empezar, el ser humano y su Yo Superior, como lo llamáis, son dos partes del alma. Así que el hecho de que puedan hablar os ahorraría muchos quebraderos de cabeza, por ejemplo, porque podríamos evitar que cometierais varias veces el mismo error.
-Comprendo, puedes evitar que nos metamos en líos, ¿es eso?
– En cierto modo. Si utilizas la conexión con la parte no encarnada de tu alma, en este caso, yo, podría recordarte qué pintas en la Tierra y qué te aleja de tu verdadera misión. Pero el hombre duda de la existencia de algo más listo que él, ya sabes… en general, creéis saberlo todo, ¿cómo puede alguien que no veis saber más o guiaros por el camino correcto? Y entre esa prepotencia y las dudas de que otro pueda ayudaros sin pedir nada a cambio, preferís seguir buscando la senda correcta mediante el método de «ensayo y error», o por adivinación.
-Estás diciéndome que basta con llamarte para que vengas, y que puedes ayudarme a elegir mejor o vivir mejor mi vida, y sin pedirme nada a cambio, ¿es así?
-Eso es -asintió sin más.
-En general, no hablas mucho, ¿verdad?
-Para eso ya estás tú -me espetó con sorna mi Yo Superior-. La mente humana está siempre pensando tantas cosas que no hay posibilidad de deciros nada. No escucháis.
-Hablas en general de la humanidad…
-Y en particular da cada persona. En esto sois todos muy parecidos, aunque os gusta sentiros diferentes… El alma encarnada tiene esos rasgos humanos que le empujan a hacerlo todo a solas, sin pedir ayuda y sin medir las consecuencias. El alma no encarnada, o sea, todos los «Yoes» Superiores, respetamos vuestros pasos y vuestro equivocado orgullo, y solo podemos presenciar cómo os dais de bruces con el mismo problema, o con el mismo patrón, una y otra vez, …y todo por no escucharnos.
-¿Te gustaría que te pidiera consejo a menudo?
-No se trata de consejos, sino de la explicación de porqué las cosas son así. De ese modo, podríamos trabajar en equipo, y tu vida sería mucho más sencilla, más fluida, más exitosa en todos los aspectos. Yo te ayudo, si quieres, y después de escucharme haces lo que quieras.
-¿Y si fueras un producto de mi imaginación? Por ejemplo, yo veo bastante cine, tomo té con teína, y llevo mes y medio sin salir de casa, podrías ser una alucinación, ¿no?
-Podría. Eso es lo que tu mente te dice, y está bien, es su misión protegerte de espejismos y creaciones mentales falsas. Pero cierra los ojos y bórrame, hazme desaparecer de tu habitación, a ver si puedes…
Apreté los ojos con fuerza, pero al abrirlos, la nebulosa con rostro humano seguía frente a mí, moviendo lentamente la niebla ligera que parecía conformar su hábito o manto. Cerré de nuevo los ojos, pero incluso con los ojos cerrados, sentía que no se iba, sabía que estaba ahí, a los pies de mi cama. Casi podía notar la ligera sonrisa de mi Yo Superior…
-De acuerdo, no te he imaginado, pero, ¿podrías irte?
¡Y entonces se esfumó!
-¡Eh, vuelve! -le grité-. ¿Por qué desapareces?
-Tú me lo has pedido… Decídete -me suplicó.
-Ven, ven, solo estaba probando, perdón. Pero, ¿realmente es tan fácil?
-Acabas de comprobarlo.
-Y ¿por qué te ibas tan rápido?
-Respeto tu libertad de decisión, jamás me impondré, no puedo obligarte a nada, no puedes escucharme si no quieres escucharme. Es un método sencillo que respeta a cada persona tal y como nos pide el Creador (el señor que hace las almas, para que me entiendas).
-Ya, ya, ese «señor», sí, ya sé quién es.
-Pues eso. Ya que estoy aquí, ¿hay algún asunto con el que pueda ayudarte? Podemos trabajar en equipo.
-Mira, ya sabes a lo que me dedico -me sentí como una tonta recordándole a mi Yo Superior mi trabajo en la Tierra-, y me gustaría ayudar más a la gente a contactar con sus «Yoes Reales», con vosotros, o sea, contigo, pero el de ellos, su Yo Superior… Ya me entiendes.
-Sí. ¿Sabes que muchos tienen miedo? No solo miedo a inventarse un falso «amigo invisible», sino a dejarse llevar por creaciones subconscientes. Temen escuchar voces que no existen o ver seres que no están, y para no equivocarse, cierran la puerta a cualquier experiencia extrasensorial. Entonces no pueden vernos ni escucharnos. Estamos siempre con todos ellos, pero ellos temen equivocarse, y echan el telón. Se acabó la obra. No podemos hacer nada.
-¿En serio?
-Sí. Otras personas sienten nuestra presencia, pero nuestras voces no les dicen lo que quieren oír, y dejan de escucharnos. Por ejemplo, hay personas muy sensitivas que realmente conectan con nosotros (y cada Yo Superior quiere ayudar y guiar a su «Yo encarnado», a su niñito en la Tierra, para entendernos), pero que hacen preguntas para las cuales esperan o exigen determinadas respuestas. Te pondré un ejemplo: alguien le pregunta a su Yo Superior si todas las almas son iguales, hagan lo que hagan. Sabes que la respuesta es sí, pero muchos seres humanos no aceptan esta verdad, y entonces rechazan a su Yo Real o Superior, a su intuición, a los Guías de luz, y a todo aquel que se acerque ideológicamente a esa verdad. Al separarse de nosotros y creer que tienen razón aumenta su creencia de que todo lo que se apellida «luz», «amor», «consciencia», etc. está del lado opuesto. Como estas voces les contradicen, más distancia ponen ellos, y cuando te alejas del punto A, te acercas irremediablemente al punto B.
-Qué bien te explicas.
-Claro, soy «Superior», ja, ja, ja. No tengo frenos mentales, culturales o sociales. Esa es otra de las razones por las que si la gente hablara más con su verdadero Yo, sería mucho más generosa, inteligente, libre, y por supuesto, feliz.
-¡Qué sencillo parece todo! -repliqué.
-Lo es -asintió-. Fácil, ágil, cómodo… solo os falta abriros a la realidad de que sois formas de Dios bajando a jugar al parque. Y claro, cuando el niño va al parque, se ensucia, se pelea o se lastima, es lo normal. En casa no aprende mucho, pero tampoco le pasa nada. Creo que la vida os da miedo.
-No es solo la vida, Ser Superior, es la enfermedad, la guerra, la muerte… Eso da miedo a la mayoría de las personas que conozco.
-Es legítimo. Pero si la parte encarnada, o sea, cada persona, tuviera una relación cotidiana con su parte de luz, con su esencia o alma no encarnada, aparte de con el «señor» que crea las almas, pues todo sería más fluido y más divertido.
-Pero, ¿sabes cómo me miran cuando digo en público que la muerte no es algo tan grave?
-Sí lo sé, Yo estoy contigo allí cuando lo dices, ¿recuerdas?
-Ya, pero a ti no te miran raro…
-Bueno, a mí me han mirado raro cientos de veces (en otras encarnaciones tuyas, claro). Estoy acostumbrado.
-Entonces, ¿qué consejo me darías?
-Que no te importe nada lo que otros dicen o piensen de ti.
-Oh, ¡qué gran idea! No se me había ocurrido.
-Noto tu ironía, sí se te ha ocurrido pero no lo haces. Hazlo, cuando lo hagas todo estará bien. En realidad no importa que los demás entiendan o no lo que te llega cuando trabajas (cuando canalizas, digo, cuando recibes sus «transmisiones»). Si me lo pides, te ayudo, ¡vas a notar un gran cambio!
-Admitida la ayuda, no hay objeciones -le respondí.
-¿Algo más?
-Sí: tú haces lo que te toca, los demás hacen lo que les toca.
-Parece una frase para la historia.
-Lo es. De hecho, los demás seres superiores están deseando guiar a sus partes encarnadas en la Tierra. Podría irles mucho mejor si escucharan a sus almas, pero los humanos son absolutamente libres. Por ejemplo, pueden imitar lo que has hecho tú, o pensar que estás loca y reírse. Pero eso no va a afectarnos a nosotros, somos un equipo, ¿lo ves? ¿Notas que, si yo estoy contigo, las tonterías de la Tierra te afectan menos, o nada?
-Lo noto, lo noto, al menos en cosas pequeñas…
-Pues quien hace lo pequeño, hace lo grande. Así que, hala, levántate, es suficiente por hoy. Mañana charlamos de nuevo, si quieres claro, recuerda que si no me llamas, yo, calladito, ni rechistar. Los de la luz no imponemos ni obligamos. ¡Hala, a dar una vuelta! Ja, ja, ja.
-Muy gracioso, sabes de sobra que ahora no podemos salir.
-Bueno, tu cuerpo no puede, pero puedes usar tu imaginación, como hacen los niños. Vuelve a ser niña, abre tu mente y viaja.
-Está bien, voy a ir a un mundo mejor para todos, a ver si pesco ideas.
-Perfecto -asintió-. Mañana me cuentas. Los mejores inventos de la humanidad no nacieron de lo que se sabía sino de lo que no se sabía, de lo que pertenece al mundo de lo desconocido y lo misterioso. Y es en ese lado que los ojos no pueden ver donde estamos nosotros, los seres de luz en todas nuestras formas y misiones.
-Hasta mañana, entonces, Yo Superior.
-Hasta mañana, bonita -y desapareció.
¿Y si fuera verdad que los de arriba y los de aquí somos un equipo? Tal vez todo sería más fácil. Mañana probaré de nuevo a llamarle con la frase mágica… ¿Y si funciona de nuevo?
1.m. Organismo de estructura muy sencilla compuesto de proteínas y ácidos nucleicos, y capaz de reproducirse solo en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo.
(Definición de la Real Academia de la Lengua española)
Si pudiera hablar con un coronavirus, así como hablo yo con los seres a los que canalizo, me diría algo así:
– Yo no he venido a causar daño, solo he venido a mostrar la realidad de las cosas.
La humanidad, cegada por el egocentrismo, no puede ver que hay otros más allá de su piel, y hasta que no le afecta directamente, el ser humano no se percata de que cada uno es parte de un todo cósmico o de que no puede estar bien sin afectar a otros, al igual que no puede estar mal sin trasladar su mal a los demás.
Cada día que te levantabas para ir a trabajar no dabas las gracias por el trabajo remunerado, aunque fuera muy duro, sino que solo veías tus objetivos dentro de tu empresa o de tu carrera profesional, incluso con miedo al despido. Contabas con que todo estaría ahí siempre: el autobús que te lleva, la oficina o la tienda, el café en la cantina, y la vuelta a casa esperando el fin de semana, que llegaría seguro, indiscutiblemente, para otorgarte descanso o diversión.
Dejabas las cosas realmente importantes para más adelante, para otro día, para cuando las circunstancias fueran mejores… Pues bien, creo que, como ser humano, habías dado por hecho que las cosas son inmutables en un alto porcentaje, y que nada iba a cambiar drásticamente en tu vida. Por eso, cualquier cambio siempre te pilla a contrapié, porque no asumes que, como dijo Heráclito, nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, es decir, la vida es constante cambio.
He venido por la mano del hombre pero de la necesidad universal de un gran cambio.
Ese cambio incluye una mayor consciencia: Yo he llegado para que te preguntes: «¿Quién soy en realidad?»
Ahora es el momento para parar, ya por obligación, y meditar sobre ti.
Pero también quiero enseñarte a mirar a los demás como iguales. Los miras como apestados por si ellos te contagian la enfermedad, pero tú no te ves como el que puede contagiar a otros, qué cosa tan curiosa…
Es tiempo de limpieza consciente. El hecho de lavarte las manos no elimina todos los gérmenes ni limpia las culpas del pasado, pero ayuda a tu inconsciente a eliminar las viejas creencias inservibles, el miedo a la oscuridad, la eterna prisa, la ambición desmedida,… ¿Cuántas cosas más elimina este gesto? Vengo a obligarte a ver lo que antes no veías: a ti mismo, a los demás y tu verdadera relación con ellos.
Además quiero mostrarte el lado hermoso de la vida. Tal vez ahora puedes valorar más cada minuto, cada hora de tu tiempo… No sabes cuánto más vas a tener que estar en casa, pero tampoco sabes si lograrás evitar que me acerque a ti, así que, solo saber que existo te ayuda (si quieres) a disfrutar cada instante, pues te pasas la vida perdiendo el tiempo, que es de lo que está hecha la existencia.
Tal vez esta fase que acaba de comenzar pueda volver tu terca mirada que no quiere ver a todas esas personas, hermanas tuyas, que habitan lugares en el mundo donde, debido al abuso de unos pocos, no hay ni agua para beber. Ahora que puedes acercarte un poco más a ellos tal vez desarrolles tu olvidada humanidad, oculta bajo tus pequeños problemas personales y tu ropa de marca o de imitación. ¿Ves qué absurdo es todo eso que descansa en tu armario y que ahora nadie puede ver? Entonces, cuando te vistes, ¿lo haces por ti o para otros?
Este tiempo es un regalo para la consciencia, también para que accedas a esa información real que te ocultas a ti mismo sobre el miedo. Mira qué pequeño soy y cuánto miedo me tienes, ¿lo ves? El miedo no depende del tamaño o la fuerza del enemigo, incluso unas gotas de cloro pueden conmigo, sino que el miedo es un mecanismo psicológico de defensa que carece, en muchos casos, de realismo. Y he venido a pedirte que sepas distinguir la realidad de los bulos, los dramas creados y las exageraciones de la televisión, porque el miedo te vuelve aún más vulnerable a mí. Como ves, mi intención no es oscura o no estaría contándote cómo vencerme.
Aprovecha para ver todo lo que yo te muestro. Verdades como que la Tierra es un planeta maravilloso, y el ser humano es un niño inteligente, pero niño al fin y al cabo, lleno de ego, competitividad y egoísmo. No es una crítica, mi trabajo es mucho más sencillo con seres humanos inmaduros que con seres evolucionados, ¿a qué grupo perteneces tú? ¿Sabes diferenciar la prudencia del temor? Si aún no sabes, es el momento.
Es el momento de la solidaridad, ¿no ves que si tú te enfermas puedes ser responsable de que otros se enfermen o incluso mueran? Y no se deberá a la falta de medios, no, ¡qué va! Se deberá a la falta de generosidad, a la escasez de empatía entre los seres humanos, y ahora esa empatía y esa solidaridad se harán obligatorias, te gusten o no.
Tu espíritu ha tenido siglos para comprender que una guerra en un lugar alejado de tu casa, tarde o temprano, te alcanzará. Parece que esta pandemia general por fin te hará consciente de que no existen las fronteras, en realidad. Ya lo ves… No podéis frenarme ni por tierra, ni por mar, ni por aire, solo la unión y la fuerza podrá hacer que me aleje de la Tierra. No tenéis poder porque no estáis unidos, y no estáis unidos porque aún veis al otro como distinto, como diferente, …como otro. Y el otro eres tú.
Mientras la humanidad siga pensando en términos de países, clases, segregación, habrá lugar para todo tipo de desastres que no podéis controlar. Si no es de una forma es de otra, pero hay un gran avance en medio de esta situación y el objetivo de esta circunstancia es mostraros dónde estáis, quiénes sois y qué sois capaces de hacer por el otro, que es una forma distinta de ti.
No quiero aburrirte, pero me gustaría que pudieras terminar este día eliminando los miedos que proceden del pensamiento que tú tienes sobre lo desconocido, sobre lo que está lejos o lo que no controlas. La realidad es que controlas bastante poco, tal vez solo a ti, pero ese dominio consciente sí hace de ti un verdadero rey: el soberano de tus instintos y tus deseos, el gestor de tus bienes y talentos, el reflejo del Creador de todas las cosas. ¿Lo ves? No somos tan diferentes. Tú y yo somos igual de interesados, y a mí solo me podrá vencer tu solidaridad unida a la del resto de los humanos. La cooperación es la única vacuna contra mí.
Siento el dolor que el hombre padece ante la incertidumbre, el miedo, la enfermedad o la muerte, pero contra eso tienes más armas de las que piensas escondidas bajo un montón de cosas inservibles que abarrotan tu armario y tu cabeza.