¿POR QUÉ LOS GUÍAS NO ACERTARON?
– ¡Jolín! ¡Me han hecho una lectura de Registros Akáshicos y no han dado ni una! -me dice hace poco una persona.
Como maestra de Registros Akáshicos adoro el contacto con nuestros guías espirituales, pero, ¿por qué a veces no “acertamos”? Siento necesario aclarar algunos puntos que muchas personas ignoran en relación a la comunicación espiritual en general y a los Registros Akáshicos en particular.
En primer lugar, cualquier persona puede equivocarse en su trabajo, los canalizadores también.
La cuestión primordial es, ¿realmente hubo alguna equivocación?
La lectura de los registros de una persona (o de un animal, un espacio, etc.) se basa en recibir energía del Akasha, lo que ya es bastante difícil de traducir a cualquier lenguaje. La energía puede ser percibida en forma de palabras, imágenes, secuencias, olores, sentimientos, impresiones… de modo que no es fácil recibir información a través de nuestros rudimentarios sentidos. Una vez que el canal “lee” una información la expresa en palabras o en dibujos, pero la expresa en el contexto cultural en el que se mueve. Aquí empiezan gran parte de los errores para entender la información de los Guías y Maestros: el ser humano se expresa de un modo humano y los Seres de Luz no. Es decir, que cuando recibimos una imagen alegre los humanos decimos “veo alegría”, pero esa misma palabra no tiene el mismo alcance para la mente que para el alma humana. Además, los conceptos no significan lo mismo para todo el mundo. Cada palabra tiene un significado objetivo (invito echarle un ojo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua) y un significado subjetivo (lo que significa para cada uno). Si a ello le añadimos que muchas veces el canal o lector tergiversa (normalmente, sin querer) el sentido de la palabra o imagen, ya tenemos otro porcentaje de errores sobre lo que nos dicen los Maestros. ¿Podríamos dejar de adornar, matizar y explicar los mensajes que recibimos? Creo que sí, pero requiere práctica y mucha seguridad en uno mismo como lector. Siempre digo a mis alumnos que si vemos una cosa la expresemos tal y como la recibimos, sin añadirle ni una coma, pero me consta que no es fácil contenerse en el relato, especialmente en el caso en que la información sea poca a nuestro juicio o cuando el cliente quiere más.
Otro de los problemas es que el ser humano condiciona, queriendo o sin querer, la respuesta de los Maestros de Luz. Todos tenemos expectativas, tanto el cliente como el lector, de manera que la intención al preguntar también matiza la forma en que recibimos las respuestas. Si deseamos una respuesta afirmativa el cerebro se las compondrá para buscar de algún modo un “sí” o para traducir lo que nos llega como una respuesta positiva. Por este motivo yo siempre insisto en la importancia de grabar una sesión con los Maestros y de mantener una posición lo más neutral posible, así como de confirmar las respuestas y pedir todas las explicaciones que consideremos.
El tiempo es una de las grandes dificultades en este trabajo. He escuchado a cientos de personas preguntar: “pero, esta información, ¿para cuánto tiempo es?”. Tal vez en las herramientas adivinatorias haya un tiempo para que las predicciones se cumplan, pero el Registro Akáshico no funciona así. El tiempo es una medida o dimensión humana, pero para el Akasha (dimensión energética donde están nuestros archivos, recuerdos y potencialidades) carece de tiempo. Por esta razón es tan difícil hacer bien una lectura de Registros para alguien. Los seres humanos piensan en términos espacio-temporales por lo que suelen consultar ¿cuándo? Aunque los Guías no contesten directamente a esa pregunta, las personas insistimos: pero, ¿pronto o tarde? ¿A corto plazo o a largo plazo? Consultarle a un Guía espiritual si algo puede ocurrir a corto plazo es provocarle una sonrisa y hacerle contestar de nuevo: para ti, ¿qué es pronto?
Asimismo, aun hablando el mismo idioma no todos tenemos el mismo concepto para las palabras. Os pondré unos cuantos ejemplos:
Dicen los Guías:
El cliente interpreta:
– O sea, que queréis que deje de salir con esa persona.
Dicen los Guías:
– Puede ocurrir, pero no tengas prisa…
El cliente traduce:
– Ya, eso es que no va a pasar, ¿verdad?
Los Guías se ríen, el cliente se enfada.
Los Guías recomiendan un camino que no es el que el cliente quiere, y entonces les pregunta:
– Pero, no tengo obligación de hacer eso, ¿no?
Los Guías afirman:
– No es muy importante si te ascienden o no, lo importante es que estás trabajando en lo que amas.
– Ah, no, pero yo quiero ascender, ¿está eso escrito?
– Insistimos, no es importante el ascenso, disfruta.
– Pero yo quiero ascender, ¿no voy a ascender?
(y entramos en un blucle interminable…)
Ellos no han dicho que no vaya a haber una promoción, sino que no es lo importante, y la persona traduce que no le van a ascender, en vez de escuchar el verdadero mensaje.
He realizado cientos de lecturas a todo tipo de personas, me abro mis propios Registros todos los días y he formado en esta técnica centenares de alumnos, pero veo todos los días las dificultades de una buena lectura. Otro de los problemas de este tipo de trabajo es que, si no fluyen las respuestas el cliente puede exigir y el canal puede sentirse apremiado. Si no llega la energía hay que ver porqué, pero adornar los breves mensajes que llegaron, irse por los cerros de Úbeda o contar la propia vida son las peores opciones. Si no llega más información, no llega más, le guste al cliente o no.
El tono de los Maestros siempre es compasivo y amoroso, a pesar de que nos “regañen” cuando lo consideren, pero jamás hay juicio o culpa. Sí que opinan, sí que ponen ejemplos concretos sobre nuestros comportamientos, pero no lo hacen con actitud de juzgar sino de mostrar. Son nuestro espejo, no nuestro juez.
Por último, el lector debe guardar esta información de su cliente como una confesión pues esta información del cliente es sagrada. Los alumnos pueden consultar a sus maestros un caso conflictivo concreto o una dificultad en una lectura, pero para ayudarles no necesitamos conocer las intimidades del cliente ni el contenido de la lectura, solo lo que ocurrió y cómo solucionarlo.
Además, la mayoría de las veces decimos que una lectura no nos gustó o que no acertaron porque lo que nos han dicho no era lo que queríamos escuchar. ¿Olvidas que la información nos la dan los Maestros? ¿Qué interés tiene un lector en dar una información errada? ¡Ninguno! Todos queremos hacerlo bien para que el cliente mejore su vida y para que corra la voz sobre nuestra profesionalidad, ¡digo yo! Al menos así formo yo a mis alumnos, futuros lectores y maestros de una herramienta de Luz tan hermosa y eficaz como delicada. Lo repito: todo el mundo puede canalizar, pero hacer una buena lectura no es tan sencillo. Un consejo final, en caso de duda fíate de ti.