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FEDERACIONES, TÍTULOS Y DEMÁS

La espiritualidad no requiere títulos. Alguien es bueno o no lo es. Una persona tiene un don o no lo tiene. Eso es todo. Pero, ¿cuántos intereses hay detrás de todo esto?
 
Soy Maestra de Reiki desde hace varios años y tengo títulos que me avalan como tal.
Los Maestros que me formaron ya no saben si soy buena persona o no, si soy honesta, si entrego un buen material, si me siento superior a mis alumnos o soy humilde… Algunas federaciones se han creado para sacar dinero a sus socios, pero nadie puede probar que quien paga esa cuota sea mejor persona ni mejor maestro que otros.
 
Los títulos en Reiki o en otras enseñanzas alternativas o espirituales no son la preuba de nada, salvo de que alguien ha asistido a un taller, ha pagado dicha enseñanza y ha hecho las prácticas correspondientes. Pero no prueban nada más. En este mundo enfermo de titulitis los maestros mantenemos la tradición moderna de dar un título a nuestros alumnos. Pero esta costumbre seguramente no era practicada por el Maestro Mikao Usui, redescubridor de Reiki.
 
Por otro lado, cuando imparto mis talleres de Registros Akáshicos, entrego igualmente un diploma que sólo demuestra que la persona asistió a la formación y que se comprete a hacer las prácticas que recomiendo. Pero ni el taller, ni el dossier (que preparo con tanto cariño) ni el título aseguran a la persona poder canalizar información de sus Guías y Maestros. La capacidad de canalizar es un derecho que todos tenemos; tener un título o no tenerlo no varía esta condición, aunque el apoyo y preparación con un maestro sí que resulten necesarios.
 
Lo que quiero aclarar con todo esto es muy sencillo:
 
TÚ YA ERES UN CANAL DE REIKI
TÚ YA ERES UN CANAL DE LUZ
 
La formación y apoyo de un maestro honesto (preparado y formado), cuya presencia no termine al finalizar el seminario, con tarifas ajustadas (a su formación, a la realidad actual, al lugar donde imparte sus cursos, al material que entrega…) y con una espiritualidad real en su vida cotidiana sí es algo que debes exigir como alumno.
 
Ante la posibilidad de hacer un seminario de formación con alguien nocompares sólo  precios, lugar y fechas. No se trata de la imagen que emite esa persona o del poder que crees que tiene, ya que esto no puede “entregarse” al alumno. Examina sencillamente:
 
¿Qué puede aportarme esta persona?
¿Qué más puedo aprender, aparte de la pura teoría?
¿En qué mi vida se enriquece al formarme con este/a maestro/a?
¿Creo en su honestidad?
¿Vibro o resueno con lo que esta persona emite?
 
Estas y otras preguntas te llevarán a encontrar el seminario adecuado para formarte en tu camino espiritual. Un Maestro es una persona normal que vive su vida como una continua enseñanza: ¿veo esto en la persona a la que considero mi maestro/a?