En el momento de escribir este artículo el mundo está patas arriba porque un virus manipulado por el ser humano se ha propagado por el planeta afectando a la raza humana. Nuestras posesiones no se ven afectadas por este virus, pero sí nuestra humanidad… Tal vez habíamos olvidado qué era lo más importante en la vida y este bichito que se escapó por la ventana ha venido a mostrárnoslo.
Sí, son momentos difíciles para todos: hay y ha habido muchísimos muertos, hay decenas de miles de contagios, y para colmo, los gobiernos intentan frenar la expansión de la enfermedad impidiendo el transcurrir de la vida como lo conocíamos. A esto le añadimos el parón económico y laboral que está suponiendo en todo el mundo, así que, sí, estamos de acuerdo: la situación es grave.
Imagen de Serge Wolfgang
Aceptando este hecho, he querido ir más allá de lo obvio y atravesar el velo que nos separa de Dios y de la Verdad como energía de amor intangible. ¿Qué toca hacer ahora? Unas palabras sonaron en mi corazón: “DECIRSE LA VERDAD”
-Jolín –protesté como es habitual en mí-, ¿a qué os referís exactamente? ¿Qué le digo yo a mi gente (es así como llamo a todas las personas que seguís mi trabajo)?
Me contestaron en lenguaje de luz, que significa que ponen imágenes y emociones que yo traduzco en palabras. A veces lo hago directamente como veis en los vídeos en directo, y otras, como en este texto, me paro a sentir cada uno de sus conceptos intentando traducirlo de un modo más cuidado e inteligible (es decir, fácil de entender). Lo hago por escrito para que conste en acta, es decir, para que se mantenga accesible para cualquiera que lo necesite y para todos aquellos que gustan de leer a su ritmo. Para los más auditivos, siempre hay y habrá vídeos en mi canal YouTube.
A lo que iba… me respondieron y yo le he dado forma en este artículo.
La verdad es aquella frecuencia o estado en la que la mente mira las cosa si no las juzga. Desaparecen los juicios, críticas, opiniones, y lo que es mejor aún, desaparecen los prejuicios, ideas concebidas antes de tener ni siquiera un dato o dos.
La verdad es la honradez frente a uno mismo y frente a las cosas. Consiste en quitarse las máscaras, todas, las que sean: empezando por las de la belleza externa, las del artificio y el adorno, las de la transformación del cuerpo para gustar a otros. La verdad consiste en eliminar la creencia de que uno vale por lo que sabe, por lo que conoce. Y la verdad es, desde luego, borrar de un plumazo las ganas de agarrar las cosas materiales pensando que son una extensión del ser humano o un indicador de su valía.
Al contrario, la verdad es la desnudez. ¿Cómo nacen los niños? Desnudos frente a la vida, sin nada, vacíos, esperando que las experiencias vayan conformando tus valores y su identidad humana, que solo es un reflejo, una parte de la identidad divina.
Eso es lo que toca ahora. Desnudarse. Quitarse las máscaras frente a uno mismo, en primer lugar y decirse:-Sí, esto es lo que siento. Esto me duele, esto me martiriza y esto me quita el sueño.
Deciros, a solas, lo que sentís:
-Sí, me da rabia que tal persona no se dé cuenta de que existo. Me fastidia (usad la palabra que sintáis más adecuada: molesta, entristece, deprime, enferma, etc.) que la vida no sea como yo la esperaba. Me hace daño ver cómo yo misma/o no hago lo mejor para mí…
Deciros también lo positivo, que es verdad y no orgullo. Es momento de decirse:-Sí, me gusta mi cuerpo. Me encanta mi voz, mi cabello, mi forma de pensar, o cómo me queda la comida.
Decirse lo que es cierto sin evitarlo ni aumentarlo es un modo de acercarse al Creador, pues todo Él/Ella está hecho de verdades inalcanzables e indestructibles.
Sí, sois seres sintientes y sensibles.
Sí, podéis sufrir y gozar.
Y sí, sois bastante exagerados.
La verdad es también la neutralidad ante los hechos. La mirada objetiva sin emoción ni mente ante lo que ocurre, y el alma se acomoda a lo que es sin pena, ni lucha ni engaño. Cuando la mente se coloca a favor del viento que sopla es cuando la inteligencia sirve al alma y alineadas y unidas vosotros seréis conducidos a la verdad.
Pero la inteligencia o la mente humana se aferra a ideas del pasado remoto metidas en las células del cuerpo de modo casi inseparable. Las vivencias en otras existencias y las vidas de vuestros ancestros os han regalado unas energías que os conforman y de las que tenéis que separar, como en el campo, el trigo de la paja. Pues la verdad es decir “gracias por todo lo que hay en mí, yo me encargo de conservar lo adecuado y dejar ir lo inadecuado”.
Decirse la verdad es un doloroso ejercicio para la mente y agradable momento de amor para el alma. La sinceridad con uno mismo es una caricia amorosa y excitante en el rostro, es el roce deseado de la mano ansiada, es la comprensión pedida del alumno al profesor, y todo ello es posible con la verdad, sin depender de otros, sin necesitar a otros.
Desnudarse es de valientes. Presumís de ser guerreros y estáis en el miedo. Miedo a la causa desconocida de cuanto sucede. Miedo al qué pasará. Miedo también a si cada uno de vosotros sabrá vivir lo que le toque sin enfermarse o deprimirse, valorando que todo lo que hace lo hace lo mejor que puede. Contra el miedo, la verdad.
Así que despojaos de viejas ideas inservibles, de esquemas trasnochados que os impiden amar. Deshaceos del miedo al pasado, del pánico a repetir y repetir situaciones y traumas, pues parte del miedo a repetir es lo que lo provoca. Quitad las máscaras que os cubren y decid: sí, esto soy yo, con imperfecciones, con humor, con prisa, con desidia, con temor… Y este paso os conduce a un nivel superior de conciencia, a la auto estima y al otro.
Si quieres éxito, en cualquier terreno de tu vida, la verdad es parte del camino, pues lo que no se fundamenta en la verdad, antes o después caerá. No podéis sostener una vida en otros cimientos que no sean lo que realmente tenéis. Duraréis poco tiempo en el podio de la mentira así que, tirad la máscara, por favor, es el momento de enfrentar lo que de verdad no os gusta para ir hacia lo único real, la inmortalidad del alma hecha de amor. Por eso, solo el alma que está en amor atraerá el amor.
Os hablaremos ahora a cada uno de vosotros.
Mírate. A solas, sin prisa, sin nada en la cabeza, sin sueños ni creaciones fantásticas sobre lo que ha de ocurrir. Como si estuvieras frente al mar, saca de tus bolsillos todo lo que no es tuyo y arrójalo para que las olas se lo traguen y no te lo devuelvan jamás.
Busca en tu abrigo o en tus pantalones y en cada bolsillo encontrarás algo que arrojar hoy a las aguas azules de Gaia, que lo eliminará con su amor a ti.
Deshazte del miedo a amar, en primer lugar, que es lo que te impide ser feliz. No importa si no te corresponden, no importa si estás en pareja o solo/a, si tienes familia o no: el amor no es personal. Al contrario, amar es algo general, ilimitado, amorfo, y no requiere un objeto determinado. Amar es una actitud que transforma cada una de tus células, cada uno de tus cabellos y te hace ser más luz.
Ahora busca y tira el miedo a ser feliz, el miedo al éxito, la comparación… Arroja al agua, bien lejos, el deseo de agradar. ¿No sabes que eres maravilloso/a les gustes a otros o no? ¿Olvidaste que tienes libertad para ser quién eres? Nadie puede hacerte daño por negarte su atención o su aceptación, has de tenerla tú.
Elimina ahora la mirada puesta en lo material como solución a tus problemas. Los problemas materiales tienen soluciones materiales, pero el resto no. Nada de lo que puedas comprar llenará tu corazón vacío. Ni el agua quita el hambre ni el alimento quita la sed después de un rato. Ninguna flor sustituye a un beso y ninguna joya sustituye a una persona. Solo son imágenes deformadas en espejos de feria que te hacen creer que necesitas otras cosas cuando, en realidad, lo que necesitas es tan solo amor.
Es la hora de los valientes.
Y ya en tu desnudez, mira a los demás a los ojos y observa lo que sientes. No lo disimules, no lo temas, no te lo ocultes. Mira, observa y siente. Sea lo que sea dítelo, a ti. Así sabrás lo que te ocurre realmente. Así sabrás lo que te pasa y lo que debes hacer.
El guerrero mide el terreno, observa al enemigo y no se mueve hasta haber preparado su estrategia. Tú, que presumes de servir a la luz, imita la actuación del soldado que, antes de enfrentarse a otro, medita, descansa y prepara sus armas. Pues bien, ahora tú descansa, medita y sé valiente: tu arma es la autenticidad. El disimulo solo esconde tu deseo y, a la vez, tu miedo a la frustración.
Es el momento de alejarse de todo aquello que huele a mentira, a orgullo y falsedad. Apártate de lo ambiguo, de lo fingido, de lo oculto. Ve sin máscaras, amor en mano, a la vida, a ti mismo, a Dios… y al otro. El valiente sabrá apreciar tu entrega y honrará tu magnífico valor. Quien no vea esto que se quede al otro lado, pues no está preparado para el maravilloso tesoro de tu entrega.
Ya pasaron los tiempos de culpar a los padres, a los ancestros, a los gobiernos… a las brujas, a los dioses, a los maestros… Son los tiempos del alma adulta, la que asume sus errores y cambia su comportamiento. Es la hora de los valientes.
Descansa, guerrero, es la hora del amor.
Hecho de pedacitos de ti.
El título de una canción me recuerda el mensaje que me dieron los maestros de que todos, absolutamente todos, estamos hechos de retazos. Cada alma, extraída del corazón del Creador, se revela a través de las múltiples vidas que tenemos en distintas dimensiones. Utilizamos cuerpos y avatares diferentes, viajamos a mundos lejanos, a estrellas olvidadas, y en cada una de esas existencias, tomamos unas cosas y dejamos otras. Cada persona nos otorga un modo de tratarnos, un insulto o un piropo, alegrías o penas. Vuestros lazos familiares traen atados regalos y deudas que no sabemos, a veces, colocar en nuestra casa actual. La mente transforma cada experiencia en un posible futuro, en una profecía, y le crea a la realidad una etiqueta o una caja donde quiere guardarla. Pero el alma, como humo inaprensible que no se deja agarrar, escapa a las cárceles y a los nombres, escapa a los traumas y al pasado e intenta, en cada nueva oportunidad, sanar los errores y poner amor donde manaba el miedo. Si el alma vence, el éxito en la misión está asegurado. Si la mente, orgullosa, terca y ambiciosa, gana la lucha, el alma llorará su mala suerte y se quedará encerrada en una celda de desamor con un carcelero llamado Miedo.
Estás hecho/a de todos estos retales, de jirones de vidas pretéritas, pero con un patrón nuevo, vacío, limpio para esta nueva vida. Sin embargo, la mente te lleva a vivir otra vez con los retales viejos de los otros y de ti, y por eso se repiten las vidas y por eso se repiten el dolor y el drama. Cada amor y cada desengaño, cada éxito y cada bancarrota, cada acto de fe y cada acto de apostasía, dejan un pedazo en ti impulsándote a repetir el camino conocido. Sin embargo, si le preguntas al alma el camino adecuado, esta elige a ciegas, sin pensar, el camino perfecto del amor. Te dirá la verdad, te guste o no, te indicará en susurros delicados, qué hay más adelante en el camino y si has de tomarlo o no.
Aunque estés hecho de experiencias y sueños, de risa y de muerte, casi a partes iguales, te pido dejar de lado la mente y consultar en el templo de la verdad, tu corazón. Ahí donde no hay errores ni temores, ahí donde se encuentran la sabiduría y el consejo de los maestros más elevados, ahí donde abunda la Gracias y donde el conocimiento humano queda relegado a lo que es: un saber limitado.
Toma todos los fragmentos que te forman y pégalos con tu mirada. Une todos los trozos que tu alma perdió en las guerras, o en los partos, o en el paredón. Y con amor y confianza mira todas las piezas que te construyen y asume que tus viejos traumas entorpecen el contacto con el alma. Ahora, con esta nueva visión de ti, un humano hecho de experiencias, recuerda la verdad: también eres un alma inmutable, sabia y perfecta a la que la vida solo le afecta en positivo.
Dite la verdad aquí y ahora.
Dite: Mi luz encarna con una larga historia que asumo y que soy capaz de mejorar ahora mismo. Mi luz, eterna, venida del Creador, evoluciona con cada gesto de amor y todas mis partes se unen bajo el mandato del corazón.
Así podrás ver cada experiencia, hermosa o traumática, como la base de tu vuelo, como el trampolín para ver luz en todo y en todos. Tal vez por eso el Maestro Jesús dijo: “La verdad os hará libres”. Tal vez, ahora, tu alma pueda volar sin lastres.
Mientras escribo estoy no estoy sola y la televisión está encendida. Además, está alta para mi gusto. Pero confío tanto en las capacidades humanas, que sigo escribiendo. ¿Por qué confío en nuestras habilidades y recursos? Cuando trabajaba como formadora de alta cosmética muchas de las señoritas a las que yo formaba aseguraban que no se acordarían de las notas de una fragancia nueva. Pero, si yo les preguntaba que, si una persona que les gustaba les daba su número de teléfono y no podían apuntarlo, ¿lo recordarían? La mayoría de ellas se echaron a reír y me dijeron que sí. Confirmaban, sin saberlo, que el cerebro humano tiene memoria y atención para lo que le interesa.
De modo que, a pesar de no estar sola y de estar escuchando la televisión, puedo elegir donde pongo mi atención. Tal vez no pueda con otros ruidos, por su volumen o por lo que me despiertan, pero otras distracciones puedo verlas como un “ruido blanco”, una molestia aceptable que no puede sacarme de mi concentración.
¿Por qué cuento esto? Porque el cerebro presta atención a lo que tú quieres, de modo que siempre tenemos tiempo, energía y recursos para lo que verdaderamente nos interesa. Por eso, aunque no sea el momento deseado siempre puede ser el momento ideal para conectarnos con lo que queremos, en mi caso, con la Luz que nos creó.
¿Qué hay que hacer?
No mucho. Podemos imaginar una luz que nos rodea y lo limpia todo. Podemos visualizar que atravesamos la pared y que vamos donde nos dé la gana. No es difícil, lo importante es practicar. Cuanta más práctica, más dominio. ¿Quieres crear tu forma personal de ir donde están los maestros de Luz? Pues hazlo. Puede ser una nave espacial, una puerta secreta, unas palabras mágicas o incluso sostener un amuleto en las manos, da igual, pero hazlo.
¿Con qué objetivo?
Puedes utilizar tu encuentro con espacios de Luz solo para rebajar tu ansiedad en un momento concreto. Yo lo hago a veces. También puedes imaginarte que estás en sus jardines, en sus templos o salones para consultar sobre tu cuerpo, para comprender una relación o para consultar sobre una decisión. En el día de hoy, quiero preguntarles por el miedo.
Aparto el sonido de la tele, me centro en mi interior, y veo como la luz de la que estoy hecha invade todo el cuarto. Me lleva varios minutos, pero logro verme envuelta en luz dentro de la casa, en mi barrio… sin que me afecte lo de fuera.
¿Por qué tenemos miedo?
El miedo es una solución instintiva e inteligente que los seres vivos sentimos y cuyo objetivo es protegernos del peligro. El problema es cuando la mente crea peligros que no existen o anticipan situaciones que aún no han llegado. El miedo es algo puntual basado en situaciones y/o enemigos reales, pero el ser humano elige que el temor esté permanentemente en su vida, incluso aunque no haya causa real para el miedo. Controlar las cosas nos da poder, así que, crear un enemigo imaginario y eliminarlo también con nuestra imaginación, nos parece un éxito. El desgaste de energía es tremendo, pero el control nos da seguridad y la mayoría de nosotros buscamos problemas que resolver. ¿No me crees? Observa la cantidad de juegos y pasatiempos que la humanidad ha inventado en base a esto: acertijos, adivinanzas, juegos de rescate, crucigramas, sudokus y por supuesto, el Candy Crush. Incluso hay novelas de misterio o películas de terror que nos provocan sospechas y miedos controlables.
Dicho esto, ¿qué opinan los ángeles, guías y maestros sobre nuestra forma de crear y/o enfrentar el miedo?
Me centré de nuevo obviando el ruido exterior. Cuesta, pero se puede. Solo hay que centrarse en lo que estamos haciendo… Vamos por ello.
En unos minutos percibo la arrolladora presencia de Miguel Arcángel, y a modo de escudero, el pequeño Axel, que aún sigue por esos cielos. El pequeño le mira, desde atrás, prudente y expectante, respetuoso alumno que admira al maestro. Entonces, Miguel Arcángel, gigantesco, se adelante un poco hacia a mí, me envuelve en luz de color azul y me dice, como tantas veces:
No temas. Respiro lentamente, me centro en lo que quiera decirnos, y le pido mentalmente que me hable despacio, que tengo que transcribirlo para ayudar a otras personas.
Sonríe y comienza:
El miedo es un estado irreal de la mente. En verdad, el miedo no existe. Solo existe la falta de confianza del hombre de que todo está en el lugar correcto en el momento correcto, y que todo tiene un objetivo elevadísimo que la mente humana no comprende. El miedo os aleja de la verdad, y todo el mundo sabe esto, así que lo utiliza para tu propio interés. Hacer que alguien tema algo es tenerlo controlado, limitar su propia capacidad de pensamiento y su voluntad, paralizar sus músculos y enterrar su fe.
Peo si queréis vencer en esta batalla, ni siquiera hay que luchar contra el enemigo. No hay que enfundarse en un traje metálico ni atesorar armas en casa, basta tener fe. La fe es la fuerza que funde el metal de los fusiles pues no existe el temor a nada para quien confía en que todo se produce el modo más perfecto. Entonces ya no sois manipulables, ya no sois presos, aunque lo seáis, pues la mente no puede ser apresada ni encerrada. El cuerpo sí, pero no la mente, de modo que nadie puede detener tus ideas, como nadie puede parar su amor. Solo tu propio temor te separa de la verdad y te aleja de los demás y de ti mismo, y en el fondo de ti mismo, está Dios, la Verdad absoluta. Cuando tomas la fuerza de la Verdad de las cosas, todo lo que ocurre en la Tierra obedece al tránsito entre el plan ideal del Creador y la forma de ejecutarlo de sus hijos en la Tierra. Solo es una cuestión de tiempo que el juego termine y se imponga su amor en todos los confines de la Tierra. Nosotros sabemos que será así, por eso gozamos de la espera, del tiempo no-tiempo, de la dulzura del instante presente, sin el cual no hay nada más, pues cada instante es sagrado porque conduce al siguiente. Y esa concatenación de momentos os llevará al lugar donde no existen los segundos ni los siglos, donde todo se funde en amor, sin palabras, sin realidades, sin formas.
Creed, por tanto, que cada temor os acerca al diablo y cada acto de coraje os acerca a Dios. Y cada paso solo debe enfocarse en una cosa, poner más amor aquí para que cuando todo sea amor jamás vuelva a ver dolor. La historia humana olvidará las guerras y las hambrunas y solo quedará en el universo una baja energía de lucha entre la luz y la oscuridad. Cuando tú eres luz la oscuridad da un paso atrás. No es en sí una batalla, es una pequeña actuación a sabiendas de que la luz de tu pecho aparta las sombras y de que la vibración del mundo está, en parte, en tus manos. Eres responsable de tu parte, de mirar con neutralidad cada gesto, a cada persona, y no juzgar. Eres responsable de cantar hermosas canciones y no repetir los chismes y murmuraciones. Tú eres responsable de la vibración de todo lo que te rodea.
Tal vez no puedas resolver todos los conflictos que está activos en este momento, pero sí puedes dar a otros las armas con las que contravenir el mal. Esas armas son los gestos de amor y los pensamientos de pureza de los que es capaz cada alma. La de todos.
Y nosotros os sostenemos, mantenemos el contacto con el corazón puro, con el faro interno de cada uno, con el átomo de Dios que habita a cada uno de vosotros. Os empujamos sutilmente, sin forzar nada, para que podáis creer que todo es posible, que el amor triunfará y que es solo una cuestión de tiempo.
No os derrumbéis, mis pequeños, no flojeéis, sin vosotros los ejércitos de la luz se verán mermados y la sombra habrá ganado antes de luchar. El miedo es su mejor arma: mental, tranquila, silenciosa, fácil y falsa. No os dejéis vencer. Ganaremos, pues el bien siempre triunfa. Solo tenéis que llevar vuestra concentración a todo el amor y la belleza que subyace en todo lo que os rodea y en lo que ya sois. Solo tenéis que elegir pensar en avance y no en retroceso, en vida y no en muerte, en salud y no en enfermedad, o entonces el mal habrá vencido.
Contáis con miles de ángeles del Padre cuya misión es sostener la energía del amor en la Tierra como quien sostiene el mundo delicadamente en las manos. Mantened la fe y sostendréis el mundo.
Sois asistidos y amados por días sin fin.
Arcángel Miguel, el guerrero.
(Comparte respetando el texto y al canal Amada Selina)
Cuando alguien está muy acostumbrado a intentar entender las cosas a nivel mental, se empeña en encontrar soluciones comprensibles o inteligibles. Sin embargo, la mayoría de las cosas que ocurren en nuestra vida o a nuestro alrededor tienen una razón de ser a pesar de que nosotros no podamos conocerla o entenderla. Es muy sencillo. Todo ocurre por algo, pero casi nunca podemos saber la verdadera razón por la que ocurre, de modo que colocamos la causa en nuestros ancestros, en el destino o en el karma, entre otros posibles orígenes de lo que sucede.
Sé, por experiencia, que tener conocimientos y formación puede ayudarnos a comprender partes de la realidad y tener la capacidad de canalizar aumenta la comprensión de los acontecimientos, pero ni lo uno ni lo otro nos darán la clave completa. El ser humano es un ser complejo. En mi opinión, cada ser humano es una energía que se convierte en materia para realizar viajes temporales (cada una de nuestras existencias o vidas). Cada uno de nosotros tiene parcelas de información según lo que ha vivido en sus existencias previas y según interpreta lo que vive en el momento presente. A esto le sumamos la carga invisible e inconsciente de los mensajes no expresados y las creencias ocultas de nuestros ancestros, que nos legan inconscientemente sus miedos y sus sueños. Sin ir más lejos, solo con esto es complicado conocer la causa profunda de lo que nos ocurre en la vida presente y de lo que creemos o sentimos, no digamos ya, de lo que otros piensan, creen o sienten.
Hecha esta larga introducción y basándome en todo el trabajo personal que hago desde muy joven, os diré que, en mi opinión, lo único que aporta cierta calma a la mente es la aceptación. No importa si practicamos Ho’ponopono o si rezamos el rosario, lo que importa es que nuestros recursos nos conduzcan a la paz interior, y no conozco otro remedio que aceptar las cosas como son. ¿Es fácil? No. Si fuera fácil nadie tendría tantos problemas y yo no escribiría sobre esto. ¿Por qué lo digo? Porque justo ayer escuché esta frase canalizada: Aceptar puede que no ayude a vuestra economía, pero al menos no tendréis ruina y preocupación, solo uno de de estos problemas, no dos.
Los Guías y Maestros espirituales, los ángeles, nos ayudan a luchar por lo que queremos sin sufrimiento. ¿Cómo erradicar el sufrimiento? Aceptando las cosas como son, que es lo difícil. Para muchos de nosotros es más fácil luchar por algo o contra algo que dejarlo estar. Sin embargo, mirar las cosas como son y decir: Sí, así son, es la llave de la felicidad.
Mira ahora alguno de tus problemas. Míralo de frente y aunque te haga sufrir, piensa: “Sí a todo como es”. Observa cómo te relajas. El problema no ha cambiado, solo ha dejado de provocarte tanto dolor. En otras palabras, es cierto que hay problemas, y a veces muy graves, pero también es cierto que podemos verlos como dramas irresolubles o como oportunidades de crecimiento. Lo repito, no es fácil, especialmente para las personas cabezotas, para las que tiene mucho ego o para las mentes muy reflexivas e inquisitivas. Todo tiene una razón pero no siempre es una razón comprensible, me dijo un día Axel, así que lo que nos falta no es inteligencia o conocimiento, sino realismo: las cosas son como son.
No aceptarlas es poco inteligente y muy doloroso. La mente nos lo vende como si aceptar fuera una actitud cobarde y arremeter contra los obstáculos fuese el comportamiento digno de un guerrero, pero no es así. El que lucha contra una pared se hará daño, y esto no es de ser inteligente ni espiritual, es de ser imbécil.
A lo que vamos, ¿cómo eliminar el sufrimiento? Hay muchos caminos: dejar de alimentarlo, parar de hablar de ello, enfocarse en lo positivo, confiar en que es para nuestra evolución y que nos hará más fuertes, quitarle la carga dramática que la mente añade por ego… Y a todo eso, añadimos la aceptación.
Pero esto es solo mi opinión, así que pediré a los Guías y otros seres de luz que nos hablen un poco sobre esto. Os lo transcribo tal y como lo recibo.
ACEPTAR es mirar de frente, sin provocación ni lucha, sin claudicar y bajar la cabeza. No es dejar a un lado y evitar la realidad, al contrario, es tomarla en las manos y mecerla como a un niño. La realidad también necesita ser querida y atendida para poder abrirse como una flor y mostrar sus secretos. ¿Quieres saber lo que ocurre? Ponte de frente con humildad, de igual a igual, y observa con amor cada hecho y a cada persona, de modo que puedan susurrarte su secreto, la verdadera razón por la que están ahí, en tu vida y por la que son así, tal y como son.
¿Qué oculta esta dificultad? Mírala con amor, mécela con ternura y te dirá qué regalo tiene para ti.
¿Por qué me duele el comportamiento de alguien? Si lo miras desde el corazón y no desde la cabeza verás que el dolor puede disiparse y desvanecerse llevándote a ti mismo/a, mostrándote qué te ocurre a ti para que su actitud te duela a ti. Como ves, cada acto, cada palabra, cada suceso esconde una lección para tu alma. Mira la vida como un estudiante, siempre alerta, siempre atento de aprobar la lección que le toca. Olvida la meta futura que desea tu mente, pues por más que la pienses no lograrás acercarla. Solo el trabajo diario en ti te acercará a tus metas más elevadas. Mirar a tu alrededor con amor te mostrará obras de arte donde otros ven desorden, podrás ver belleza en tu interior si no pones palabras, juicios y etiquetas a los acontecimientos o a las personas. Cada uno de ellos es ahora tu maestro, ¿puedes ver el dolor como un enseñante magnífico que prueba tu paciencia y tu tenacidad? ¿No te hace más fuerte lo que te contraría? ¿No es acaso lo difícil lo que te reta y saca de ti una fortaleza insospechada?
Cree en ti, acéptate también como tú eres. Mira cada defecto como parte de una obra original que distingue a cada alma. Tu huella personal está hecha de éxitos y fracasos, de aciertos y errores, de humildad y de soberbia, de caminar y parar. Tú estás hecho/a de decisiones, de incongruencias y búsquedas, lo mismo que un cuadro tiene pinceladas y pinceladas, unas sobre otras, tapando los errores y mostrando el mejor trazo posible en el momento de ser pintado. Asume el tiempo. El tiempo es la medida humana de los procesos mentales, los cambios físicos y la evolución emocional de todos vosotros. El tiempo es imparable y a la vez, intangible. Pasa, pero no puede tocarse. Es inexorable, por lo que luchar contra el tiempo es imposible, lo que sí podéis hacer es aprovecharlo. Nada más. Vivir cada segundo con total consciencia, con presencia, ya que la presencia deviene del alma, no de la mente.
Cuando miráis desde Dios, todo es más fácilmente aceptable. La realidad entra en el corazón a través de los ojos y se envuelve en flores y en cuidados, pues así es como dios mira todas las cosas. Este gesto detiene la actividad mental que suele inflamarse de ego y acudir a la rabia a buscar fuerzas aliadas. Pero con Dios, no puede ocurrir esto. es como si la mente y dios fueran excluyentes, por eso poner amor excluye el dolor, verlo todo con fe, aceptación y humildad te acerca a Dios, y por lo tanto a la verdad, es decir, que te alejarás sin esfuerzo del sufrimiento añadido por la mente. Aceptar es una capacidad del corazón propia de las grandes almas. No dudes, tú eres energía y todo está hecho de energía, cuanto más aceptas menos ocasiones de guerra y confrontación.
Hoy quise consultar sobre la duda y la fe. ¿Qué es cada cosa? ¿Por qué dudamos los humanos? ¿Por qué tenemos o no tenemos fe? Pero ¿dónde se buscan estas respuestas? El ser humano no es solo humano y por eso tenemos la suerte de acceder a una sabiduría inmensa, ilimitada, que parece invisible o inalcanzable, pero que en realidad está dentro de nosotros.
Me relajé, bastante, he de decir. Para acceder a cierto conocimiento antiguo e intangible, y por lo tanto, no demostrable, necesité un tiempo y un espacio en soledad para alejarme de la mente y poder alcanzar el saber que está más allá del conocimiento intelectual. Tuve que estar un rato en silencio apartando a manotazos las ideas que se basan en lo que sé porque lo he leído o estudiado, lo que sé por experiencia y lo que sé porque otros me lo han contado. Una vez que pude separar el intelecto lo suficiente, sin tener que pedirlo vi aparecer delante de mí (aunque estaba con los ojos cerrados) una nebulosa abstracta, amorfa, que se iba transformando en una figura más reconocible. Era una mujer de rasgos orientales, con el cabello recogido, vestida de telas que parecían moverse en el aire a pesar de no haber viento alguno, y que parecía querer decirme algo. Yo sabía quién era (o eso creía), pero preferí que se presentara para hacer mis preguntas sin el mínimo prejuicio o expectativa.
Pareció que hubiera leído mi pensamiento y la figura de nebulosa exclamó: Soy Kwan Yin, estoy al servicio de la humanidad. Y antes de que pudiera hacerle mis preguntas comenzó a hablar. Aquí lo transcribo literalmente por si os ayuda en estos momentos.
Yo, Kwan Yin, ayudo a los humanos en su camino de comprensión y de perfeccionamiento de su energía, pues sois más energía que carne, aunque lo habéis olvidado, la mayoría. Si vieseis que sois como los grandes maestros del cielo, algunos de los cuales caminaron sobre la Tierra, no tendrías duda pues sabrías que, en el fondo, en lo auténtico, no existe la dualidad sino la unidad. Los miedos humanos generan la falsa sensación de división y de ruptura hasta que vuestras propias experiencias os demuestran una y otra vez que no existe tal división y volvéis al pensamiento de unidad y comunión con todo. Mientras ese largo camino se transita, cada humano tendrá en su vida miles de posibilidades para enfrentarse con la dualidad, con los extremos, y tendrá que elegir una y mil veces para llegar, de nuevo, a la claridad de que todo lo que existe es uno.
Sé que el miedo y el dolor generan la duda, y sé que, ante la duda, solo buscáis certidumbre o seguridad, no verdades. No queréis la verdad, sino la seguridad de que estáis en el camino correcto, pero ¿no veis que si estáis en el corazón solo hay un camino y la dualidad muere? ¿No veis que estando en amor todas las decisiones quedan claras como el día y elegir es fácil? Lo difícil es seleccionar unas ideas u otras cuando solo estáis en la mente, ya que la misma mente las divide en “buenas” o “malas”. Pero si lo miráis con el corazón la respuesta emana desde el corazón de la Tierra y se muestra ante vuestros ojos, y entonces la decisión es acertada y el diablo que representan la indecisión, la inseguridad o el miedo, se esfuma, pues no es real. Solo es real la idea mental de que las cosas son opuestas, pero los opuestos unidos dan la unidad, como sumar 1 y restar 1 dará siempre 0.
La neutralidad y la sabiduría no están por lo tanto en el conocimiento intelectual o en el estudio de las cosas sino en ir al propio corazón, ya que en el centro del chakra cardíaco o cuarto centro se halla la llave que contiene todas las respuestas. Por tanto, ¿dónde está la fe? La fe reside en el corazón del hombre, pero este anda perdido buscándola en la cabeza y allí no podrá encontrarla. Podrá entender la fe, explicarla o delimitarla, pero no podrá tenerla pues no se agarra con la cabeza sino con el lugar que siente, el corazón.
En los momentos de tribulación e incertidumbre, cuando estéis perdidos, ahorraos el esfuerzo de dar palos de ciego buscando fuera las respuestas para vuestra vida. Dejad a un lado la necesidad legítima de apoyo y sostenimiento que otros pueden daros, pero que siempre será parcial, temporal y a veces, interesada. Volved, en cambio, a vuestro pecho. Cerrad los ojos y colocad ambas manos en el pecho, donde de está vuestro corazón físico, en el centro del esternón y un poco hacia la izquierda. Ahí, conectad con el mundo invisible, eterno e infinito que realmente es este órgano vital. Entonces se abrirán las puertas de un hermoso lugar, con un templo o un edificio sagrado, y dentro de él, una sala acorazada de la que cada uno tiene su propia llave. Que cada uno de vosotros piense en la clave para acceder… la puerta se abrirá. Ahí se halla la sabiduría en forma de energía que responde las preguntas, aclara las dudas y borra la incertidumbre antes incluso de que podáis pronunciar una sola palabra. Las dudas son resueltas a nivel del alma, muy por encima del plano mental que utiliza la palabra y el conocimiento. La duda se disipa ante la fuerza arrolladora, innegable e imparable de la fe, y aunque no podéis explicar cómo, simplemente lo sabéis todo. Ese es el lugar donde están las respuestas. O mejor dicho, ese es el espacio sagrado donde se retiran los velos y tu alma se funde con Dios, y en ese lugar ya no existen las preguntas.
Kwan Yin canalizada por Amada Selina. Comparte respetando el texto e indicando el canal.
Entre nuestros proyectos para poner más consciencia en el mundo, ha surgido uno recientemente: abrir nuestra editorial a otros escritores. ¿Por qué? Porque tenemos la experiencia de escribir, publicar y vender libros sin perder nuestros derechos de autor, y a nuestra manera, que es lo más importante.
En estos años hemos lanzado al mercado siete libros, pero lo más importante es que seguimos siendo los dueños de estas obras tanto en su contenido como en su forma. Además, aunque conocemos varias editoriales de autopublicación, nuestro nivel de exigencia es alto y no siempre hemos recibido el libro que habíamos contratado. La experiencia nos ha enseñado a ver qué podemos esperar de una editorial y qué nos corresponde a nosotros, los autores.
Si escribir es una tarea difícil, el siguiente paso lo es aún más. ¿La razón? La mayoría de nosotros, incluso con formación en el mundo de las letras y con muchas horas de lectura a nuestras espaldas, ignoramos muchísimas cosas:
– ¿Qué tipo de libro has escrito?
– ¿A quién va dirigido?
– Puedes decidir hacer unos pocos para regalo para tus amigos, o entregarlo a tus alumnos o venderlo en distintas plataformas.
– ¿Necesitas introducción, prólogo e índice?
– Si tengo ilustraciones, ¿qué calidad mínima deben tener para imprimir? ¿Y los derechos de autor?
– ¿Es obligatorio el ISBN?
– ¿Qué es maquetar exactamente? ¿Puedo hacerlo yo?
– Maquetar, editar, imprimir, publicar, ¿qué significa cada cosa?
– Al corregir mi libro, ¿cambiará mi estilo? ¿Y si quiero publicar sin revisión?
– ¿Dónde y cómo puedo vender mi libro? – ¿Puedo encargar solo el formato electrónico? – Si un autor desea publicar por su cuenta y no tiene dinero, ¿qué opciones hay?
– ¿Cuánto cuesta tener mi libro en casa? ¿Y cuánto dura todo el proceso?
– ¿Quién se queda los beneficios?
– ¿Podría imprimir también con otra editorial?
– ¿Cómo sé si mi obra es buena?
– ¿Cómo organizar la presentación y firma de mi libro?
La lista de dudas de un autor novel es enorme, y no siempre recibimos respuestas sinceras y desinteresadas. Un editor puede pensar solo en su empresa o puede pensar en los intereses de ambas partes, pero ¿cómo estar seguro de que estás en buenas manos?
Si sigues nuestro trabajo desde hace unos años verás que nuestro principal objetivo siempre ha sido ayudar a los demás con publicaciones en este blog y canalizaciones gratuitas, así como con nuestros libros y cursos. La editorial Libros de Luz amplía ahora su misión de difusión de la consciencia. Como esta es nuestro principal objetivo, solo publicamos sobre algunos temas, solo si los manuscritos tienen calidad suficiente y siempre con el objetivo de apoyar a otros escritores. Si, además, conoces nuestras publicaciones, habrás comprobado la exigencia que nos caracteriza y que se muestra en los cambios y correcciones de una edición a otra, así como en un resultado estético y de maquetación que son la marca de la casa.
Como autora, soñaba con llevar mi original encuadernado a varias de las editoriales grandes de mi país y esperar un milagro. Como en las películas, imaginaba que un ocupadísimo editor se quedaba asombrado al leer mi texto y entrever en él un nuevo superventas. Sin embargo, un amigo me contó la parte negativa de mi sueño:
– la entrega de un maravilloso cheque a cambio del cuál entregas los derechos de tu obra. Incluso puedes aceptar no utilizar el nombre de tu libro para una conferencia, taller o programa, es decir, ¡pierdes hasta el derecho de usar tu propio título en cualquier evento!
– el desconocimiento de las ventas reales de tu obra, ya que pierdes el control de la misma en todos sus formatos y plataformas de venta. No sabrás cuánto vendes ni cómo ni dónde.
– puede que tengas la suerte de cobrar las regalías una vez al año o cada cinco años, según lo que firmes, y que este dinero se reduzca a 0,50 euros (0,56 dólares americanos) por ejemplar.
– pierdes tu libertad a cambio de una cifra tentadora que, tal vez, cobras una sola vez.
Pues a pesar de eso, yo quería que “las grandes” de pelearan por mí y por mi trabajo. Sin embargo… los hados intervinieron. El ego del escritor quería enviar la obra aún a riesgo de recibir veinte negativas, pero, entonces, tuve un sueño. En el sueño, un hombre rubio, de pelo largo, vestido con un chaqué muy elegante, me susurraba que hiciera mi propia publicación, y así lo hice. Supongo que fue una sugerencia del cielo, pero cedí y no me arrepiento, ¡me encanta dirigir el proceso de publicación y hacer con mi trabajo lo que me dé la gana! ¡Me siento libre!
La mayor diferencia es que, en una editorial clásica, ellos te pagan a ti, y en una de autopublicación, tú contratas los servicios de la editorial, que trabajará para ti. La segunda diferencia es que, en el primer caso, puede que llegues a cobrar 0,50 euros del total de cada ejemplar vendido, y en la autopublicación, todos los beneficios son para ti. La tercera diferencia, podría ser el hecho de perder o mantener los derechos sobre la obra, ya que tú eres el autor y siempre lo serás, en el caso de la autopublicación, y cedes tus derechos a otro, en el caso de las editoriales clásicas.
No digo que una opción sea mejor que la otra, solo afirmo que ambas tienen ventajas y desventajas. Por ejemplo, la difusión y la distribución, ¿quién la realiza? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Quién te asegura que tu libro se venderá? ¿Puedes hacerte promoción y lograr buenas ventas en Amazon u otra plataforma? Debes sopesar estos y otros aspectos antes de decidir, o, como hacen los sabios, pensar menos y sentir más, ¿qué te late? ¿Qué te resuena más? Pues ese es el mejor camino para ti.
Tomes la decisión que tomes, sé libre. Escribir es un ejercicio creativo entre el corazón y la cabeza cuyo fin es que tu obra llegue a los demás, por eso publicamos a otros autores independientes.
Nota: si tienes un texto original listo para ser publicado puedes consultar cómo trabajamos enviándonos un email a info@librosdeluzeditorial.com
Nuestro cuerpo emocional es un área invisible que nos rodea y que filtra lo que nos llega de fuera o lo que sale de dentro. Un hecho concreto, al atravesar nuestra sensibilidad emocional, puede ser percibido como positivo, negativo o neutro en función de nuestra interpretación. Por este motivo, saber cómo funciona la psique humana nos ayuda a enfrentar mejor las situaciones cotidianas que pueden generarnos emociones que llamamos “negativas”.
En el directo que compartí hace unos días en mi canal expliqué superficialmente que la vida en la Tierra se mueve en una dicotomía continua, es decir, en una división constante de todo lo que existe. Los seres humanos separamos todo en blanco o negro (y a veces, grises), en masculino o femenino, en alto o bajo, y desde luego, en bueno o malo. Sin embargo, a nivel espiritual, todas las experiencias son neutras y no existe lo bueno y lo malo, que son calificativos humanos.
Dicho esto, si las emociones no son buenas o malas, ¿por qué algunas nos “sientan” mejor que otras?
Esta es tu tarea, observar cómo te sientes cuando experimentas la tristeza y cómo te sientes cuando experimentas la alegría. Y así con todas las emociones que seas capaz de reconocer.
Tal y como explico en el vídeo, hay emociones que te hacen sentir bien, mejoran tu salud e incluso tu aspecto físico. Algunos de esos sentimientos hacen que seas más generoso, más compasivo, más ecológico, y en último término, más amor, que es la auténtica esencia energética que nos conforma a todos los seres. Por otro lado, estoy segura de que puedes sentir en ti los efectos secundarios a nivel físico y mental de la rabia, el miedo, la ira, el odio… No me creas a mí, no te fíes de lo que digo, pero prueba en ti a sentir determinada emoción y ver cómo afecta a tu musculatura, a tus mandíbulas, a tu estómago. Quédate un rato más en esa emoción que has elegido para este ejercicio. Mira a ver qué te apetece hacer, ¿te mueve o te frena? Ten en cuenta si sentir eso te abre a los demás o te invita al aislamiento. Eso que sientes, ¿te hace dependiente o autónomo?
Por mucho que leas o estudies la única forma de conocerte es observarte a ti mismo. Mírate, y luego, aunque te dé pereza, sé muy sincero contigo, ¿qué estoy sintiendo?
Una vez que le pones nombre, color o forma a tu sentimiento podrás comprender si lo que sientes tiene una vibración energética alta o baja, o lo que es lo mismo, si te acerca o te aleja del amor. Podría darte un listado ordenado por frecuencias (los hay en Internet), pero mi deseo es que no dependas de nada de fuera, que seas libre y que estudies quién eres y dónde te encuentras. Así que puedes hacer tu propia lista escribiendo junto a cada emoción cómo te sientes y cómo te sienta.
Y ahora viene lo gordo, ¿cómo cambio una emoción de baja vibración? ¿Cómo salgo de la zona negativa de la tabla? En el vídeo expliqué que, si a cada emoción le añades un poco de verdad, ya estás vibrando más alto. La verdad y la consciencia te suben un poco de donde te encuentres. Pero, si además de decirte la verdad, eres capaz de encontrar algo positivo, por poco que sea, podrás transformar la emoción densa (que llamamos por error “negativa”) a una emoción más elevada (o “positiva”). Mi recurso principal es “pensar como si” ya estuviera alegre, o ya fuera generosa, o ya fuera compasiva… “Pensar como si” me permite imitar esa emoción deseada, me ayuda a fingir que ya siento eso, y como el cerebro funciona igual con lo que piensa que con la realidad externa, empezarás a sentir en ti la emoción que has elegido pensar. Lo simplificaré, si quieres estar más alegre piensa como si ya estuvieras alegre: sonríe, mira lo positivo, cuéntate un chiste… Entonces tu cerebro liberará endorfinas, péptidos endógenos que funcionan como neurotransmisores, o en lenguaje llano, sustancias que crea tu cerebro para hacerte sentir bien y que mejora tu salud, tu aspecto, tu sistema inmunitario y hasta tus ideas.
Mapa de la temperatura según emociones.
Aparte de añadir verdad y de pensar como si ya estuvieras en la emoción que deseas, puedes utilizar pequeños trucos como:
– beber agua
– cambiar de actividad
– salir a andar rápido (u otro ejercicio físico)
A veces una jaqueca o un estado triste puede paliarse solo con beber agua pues estos son síntomas de falta de hidratación en nuestro cuerpo. Así que, cuando tengas una emoción de vibración baja, lo más rápido, fácil y barato será beber un poco de agua. Tenemos un gran porcentaje de agua, así que necesitamos estar hidratados para mantener el funcionamiento del cuerpo, pero también para pensar con más claridad, y desde luego, para recibir y traducir la información espiritual a la que todos tenemos derecho. No solo te hidratas y generas mejores funciones cerebrales, sino que, al hacer otra cosa, cortas el pensamiento recurrente sobre la emoción de la pretendes salir.
Cambiar de actividad obliga al cerebro a pensar en otras cosas, por lo que leer un libro, lavarse la cabeza, ponerse a limpiar cristales o limpiar los baños te saca de la emoción de baja vibración. Leer algo que te anime es un recurso sencillo, incluso ver un vídeo o película divertida es algo que la mayoría tenemos al alcance de la mano. Pero limpiar, lavar, ordenar o decorar son actividades que ayudan a nuestra mente a estar más ordenada, liberada y positiva. No subestimes el orden de tu armario y de tu casa pues es el reflejo de tu propio orden y claridad internos.
Por último, el ejercicio físico también libera endorfinas. Si puedes pasear o caminar rápido en un espacio abierto o en medio de un parque o un bosque, mejor. Pero si esto no es posible, tal vez puedas saltar a la comba (libera mucha rabia), hacer abdominales o incluso algunas posturas de yoga (Internet está lleno de vídeos).
¿Hay más formas? Tengo buenas noticias, hay muchísimas maneras de salir de las emociones más bajas de la tabla, ¿puedes pensar cuál es la mejor manera para ti? Hay personas que se sientan a escribir lo que sienten, otras se ponen a cocinar, algunas hacen labores manuales, ya que al tener ocupadas las manos el cerebro se ve obligado a estar atento a esa actividad, aunque sea hacer collares con pepitas de sandía, ¿cuántos más recursos puedes encontrar?
El objetivo, ¿cuál es?
Mi propósito es que sepas dónde estás. Si tienes emociones de baja vibración (esto es, las que pueden provocarte daños físicos, psicológicos, relacionales, y desde luego, las que te separan del Dios-Amor), cuando lo ves y las reconoces ya has puesto consciencia, y, por tanto, has subido un poco en la escala vibracional. Si eres capaz de decirte qué te ocurre realmente, de dónde procede y cómo salir de ello, has dado otro paso hacia arriba en la escala de las emociones. ¿Lo ves? Y cuanto más arriba estás, más cerca de Dios te encuentras y, por lo tanto, más sientes su presencia, su ayuda, su amor… Cuando tú te comprendes, te perdonas y te amas, sigues subiendo en la escalera emocional que te lleva de abajo a arriba.
¿Vas a volver a bajar? Por supuesto, y a veces, muy rápidamente, eres humano, ¡es normal! Pero si lo reconoces, te lo dices, y vuelves a centrarte en algo positivo, ¡vuelves a subir un escalón hacia la emoción más elevada de todas, el Amor.
El campo emocional del ser humano es tan amplio que por más tablas, mapas y listados que encontremos, tal vez ninguna los inluya todos. Los matices del tejido emocional son tantos que cada personas nombra y siente de maneras diferentes emociones muy parecidas. Desde este artículo te invito a reconocer en ti y renombrar lo que sientes para tener más consciencia de lo que ocurre en ti, y de cómo tu percepcción modifica tu interpretación de los hechos o tu opinión sobre los sucesos y las personas. Ampliar tu léxico emocional te ayudará a reconocer en ti y en otros (empatía) los sentimientos y cómo afectan a las decisiones y conductas. Creo sinceramente que, cuando conoces lo que te pasa y lo nombras puedes manejarlo mejor. Por ello yo te insisito:
1.- Obsérvate
2.- Dale nombre a lo que sientes
3.- Dite la verdad
4.- Enfoca esa emoción desde un punto de vista positivo (por ejemplo, envidiar es una forma de admiración. Imitar a esa persona te ayuda a estar donde el otro está y elimina la envidia).
5.- Alégrate de tu sinceridad, de tu esfuerzo, de tu toma de conciencia, pues la alegría sube tu vibra.
Creo, de verdad, que es importannte ampliar los vocablos que definen nuestras emociones, pues, como defiende George Orwell en una de las tesis de su novela 1984, al reducir el lenguaje de los seres humanos se limita, inevitablemente, el pensamiento. Lo que no podemos definir o lo que no expresamos, deja de existir.
Terminaré con un texto algo complejo para neófitos, pero admirado por los más “orwellianos”:
—La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir. No se trata sólo de los sinónimos. También los antónimos. En realidad ¿qué justificación tiene el empleo de una palabra solo porque sea lo contrario de otra? Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo, tenemos «bueno». Si tienes una palabra como «bueno», ¿qué necesidad hay de la contraria, «malo»? Nobueno sirve exactamente igual, mejor todavía, porque es la palabra exactamente contraria a «bueno» y la otra no. Por otra parte, si quieres un reforzamiento de la palabra «bueno», ¿qué sentido tienen esas confusas e inútiles palabras «excelente, espléndido» y otras por el estilo? Plusbueno basta para decir lo que es mejor que lo simplemente bueno y dobleplusbueno sirve perfectamente para acentuar el grado de bondad. Es el superlativo perfecto. Ya sé que usamos esas formas, pero en la versión final de la neolengua se suprimirán las demás palabras que todavía se usan como equivalentes. Al final todo lo relativo a la bondad podrá expresarse con seis palabras; en realidad una sola. ¿No te das cuenta de la belleza que hay en esto, Winston? Naturalmente, la idea fue del Gran Hermano —añadió después de reflexionar un poco.
Al oír nombrar al Gran Hermano, el rostro de Winston se animó automáticamente. Sin embargo, Syme descubrió inmediatamente una cierta falta de entusiasmo.
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