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CONVERSANDO CON EL YO SUPERIOR

CONVERSANDO CON EL YO SUPERIOR

No sé muy bien cómo definir lo que es el Yo Superior o el Yo Real. Imagino que es nuestra parte espiritual más inteligente, una parte del alma que no encarna, pero que comparte con nuestra parte física todas nuestras existencias o vidas.

Estaba reflexionando sobre esto

para poder compartir algo de información
con alumnos y seguidores de mi trabajo, cuando pensé que quería ver a mi verdadero Yo (que es otra forma de decirlo). Y así lo pedí.

Estaba sola en mi habitación y dije en voz alta:

Guidance" by Akiane Kramarik
Guidance (el Guía), de Akiane Kramarik

Me gustaría ver a mi Yo Superior.

Me gustaría ver a mi Yo Superior.

Me gustaría ver a mi Yo Superior.

¡Fue increíble!

Delante de mí sentí que se aparecía una nebulosa, como una niebla muy ligera y sin forma que enseguida dejó ver una figura. Se parecía a un ser luminoso con una túnica que no mostraba brazos ni pies, pero que me dejaba intuir un rostro familiar, cercano, aunque no podría describir sus rasgos.

-Así, que ¡eres tú! -exclamé sorprendida de la rapidez con la que llegó.

-Eso parece.

-Y, ¿en qué puedes ayudarme? -le pregunté disimulando mi asombro.

Es legendaria la ironía de los distintos seres de luz con los que podemos toparnos, así que decidí parar mis dudas y mi cordura, que siempre está deseando poner las cosas en su sitio, y me permití dialogar con la nebulosa blanca de mi habitación.

-Muy bien, supongamos que yo te he llamado y que tú has aparecido.

-Supones bien -asintió.

-Ok… Me pregunto, para qué sirve que los seres humanos podamos comunicarnos con lo que sea que eres.

-Bueno, para empezar, el ser humano y su Yo Superior, como lo llamáis, son dos partes del alma. Así que el hecho de que puedan hablar os ahorraría muchos quebraderos de cabeza, por ejemplo, porque podríamos evitar que cometierais varias veces el mismo error.

-Comprendo, puedes evitar que nos metamos en líos, ¿es eso?

– En cierto modo. Si utilizas la conexión con la parte no encarnada de tu alma, en este caso, yo, podría recordarte qué pintas en la Tierra y qué te aleja de tu verdadera misión. Pero el hombre duda de la existencia de algo más listo que él, ya sabes… en general, creéis saberlo todo, ¿cómo puede alguien que no veis saber más o guiaros por el camino correcto? Y entre esa prepotencia y las dudas de que otro pueda ayudaros sin pedir nada a cambio, preferís seguir buscando la senda correcta mediante el método de “ensayo y error”, o por adivinación.

-Estás diciéndome que basta con llamarte para que vengas, y que puedes ayudarme a elegir mejor o vivir mejor mi vida, y sin pedirme nada a cambio, ¿es así?

-Eso es -asintió sin más.

-En general, no hablas mucho, ¿verdad?

-Para eso ya estás tú -me espetó con sorna mi Yo Superior-. La mente humana está siempre pensando tantas cosas que no hay posibilidad de deciros nada. No escucháis.

-Hablas en general de la humanidad…

-Y en particular da cada persona. En esto sois todos muy parecidos, aunque os gusta sentiros diferentes… El alma encarnada tiene esos rasgos humanos que le empujan a hacerlo todo a solas, sin pedir ayuda y sin medir las consecuencias. El alma no encarnada, o sea, todos los “Yoes” Superiores, respetamos vuestros pasos y vuestro equivocado orgullo, y solo podemos presenciar cómo os dais de bruces con el mismo problema, o con el mismo patrón, una y otra vez, …y todo por no escucharnos.

-¿Te gustaría que te pidiera consejo a menudo?

-No se trata de consejos, sino de la explicación de porqué las cosas son así. De ese modo, podríamos trabajar en equipo, y tu vida sería mucho más sencilla, más fluida, más exitosa en todos los aspectos. Yo te ayudo, si quieres, y después de escucharme haces lo que quieras.

-¿Y si fueras un producto de mi imaginación? Por ejemplo, yo veo bastante cine, tomo té con teína, y llevo mes y medio sin salir de casa, podrías ser una alucinación, ¿no?

-Podría. Eso es lo que tu mente te dice, y está bien, es su misión protegerte de espejismos y creaciones mentales falsas. Pero cierra los ojos y bórrame, hazme desaparecer de tu habitación, a ver si puedes…

Apreté los ojos con fuerza, pero al abrirlos, la nebulosa con rostro humano seguía frente a mí, moviendo lentamente la niebla ligera que parecía conformar su hábito o manto. Cerré de nuevo los ojos, pero incluso con los ojos cerrados, sentía que no se iba, sabía que estaba ahí, a los pies de mi cama. Casi podía notar la ligera sonrisa de mi Yo Superior…

-De acuerdo, no te he imaginado, pero, ¿podrías irte?

¡Y entonces se esfumó!

-¡Eh, vuelve! -le grité-. ¿Por qué desapareces?

-Tú me lo has pedido… Decídete -me suplicó.

-Ven, ven, solo estaba probando, perdón. Pero, ¿realmente es tan fácil?

-Acabas de comprobarlo.

-Y ¿por qué te ibas tan rápido?

-Respeto tu libertad de decisión, jamás me impondré, no puedo obligarte a nada, no puedes escucharme si no quieres escucharme. Es un método sencillo que respeta a cada persona tal y como nos pide el Creador (el señor que hace las almas, para que me entiendas).

-Ya, ya, ese “señor”, sí, ya sé quién es.

-Pues eso. Ya que estoy aquí, ¿hay algún asunto con el que pueda ayudarte? Podemos trabajar en equipo.

-Mira, ya sabes a lo que me dedico -me sentí como una tonta recordándole a mi Yo Superior mi trabajo en la Tierra-, y me gustaría ayudar más a la gente a contactar con sus “Yoes Reales”, con vosotros, o sea, contigo, pero el de ellos, su Yo Superior… Ya me entiendes.

-Sí. ¿Sabes que muchos tienen miedo? No solo miedo a inventarse un falso “amigo invisible”, sino a dejarse llevar por creaciones subconscientes. Temen escuchar voces que no existen o ver seres que no están, y para no equivocarse, cierran la puerta a cualquier experiencia extrasensorial. Entonces no pueden vernos ni escucharnos. Estamos siempre con todos ellos, pero ellos temen equivocarse, y echan el telón. Se acabó la obra. No podemos hacer nada.

-¿En serio?

-Sí. Otras personas sienten nuestra presencia, pero nuestras voces no les dicen lo que quieren oír, y dejan de escucharnos. Por ejemplo, hay personas muy sensitivas que realmente conectan con nosotros (y cada Yo Superior quiere ayudar y guiar a su “Yo encarnado”, a su niñito en la Tierra, para entendernos), pero que hacen preguntas para las cuales esperan o exigen determinadas respuestas. Te pondré un ejemplo: alguien le pregunta a su Yo Superior si todas las almas son iguales, hagan lo que hagan. Sabes que la respuesta es sí, pero muchos seres humanos no aceptan esta verdad, y entonces rechazan a su Yo Real o Superior, a su intuición, a los Guías de luz, y a todo aquel que se acerque ideológicamente a esa verdad. Al separarse de nosotros y creer que tienen razón aumenta su creencia de que todo lo que se apellida “luz”, “amor”, “consciencia”, etc. está del lado opuesto. Como estas voces les contradicen, más distancia ponen ellos, y cuando te alejas del punto A, te acercas irremediablemente al punto B.

-Qué bien te explicas.

-Claro, soy “Superior”, ja, ja, ja. No tengo frenos mentales, culturales o sociales. Esa es otra de las razones por las que si la gente hablara más con su verdadero Yo, sería mucho más generosa, inteligente, libre, y por supuesto, feliz.

-¡Qué sencillo parece todo! -repliqué.

-Lo es -asintió-. Fácil, ágil, cómodo… solo os falta abriros a la realidad de que sois formas de Dios bajando a jugar al parque. Y claro, cuando el niño va al parque, se ensucia, se pelea o se lastima, es lo normal. En casa no aprende mucho, pero tampoco le pasa nada. Creo que la vida os da miedo.

-No es solo la vida, Ser Superior, es la enfermedad, la guerra, la muerte… Eso da miedo a la mayoría de las personas que conozco.

-Es legítimo. Pero si la parte encarnada, o sea, cada persona, tuviera una relación cotidiana con su parte de luz, con su esencia o alma no encarnada, aparte de con el “señor” que crea las almas, pues todo sería más fluido y más divertido.

-Pero, ¿sabes cómo me miran cuando digo en público que la muerte no es algo tan grave?

-Sí lo sé, Yo estoy contigo allí cuando lo dices, ¿recuerdas?

-Ya, pero a ti no te miran raro…

-Bueno, a mí me han mirado raro cientos de veces (en otras encarnaciones tuyas, claro). Estoy acostumbrado.

-Entonces, ¿qué consejo me darías?

-Que no te importe nada lo que otros dicen o piensen de ti.

-Oh, ¡qué gran idea! No se me había ocurrido.

-Noto tu ironía, sí se te ha ocurrido pero no lo haces. Hazlo, cuando lo hagas todo estará bien. En realidad no importa que los demás entiendan o no lo que te llega cuando trabajas (cuando canalizas, digo, cuando recibes sus “transmisiones”). Si me lo pides, te ayudo, ¡vas a notar un gran cambio!

-Admitida la ayuda, no hay objeciones -le respondí.

-¿Algo más?

-Sí: tú haces lo que te toca, los demás hacen lo que les toca.

-Parece una frase para la historia.

-Lo es. De hecho, los demás seres superiores están deseando guiar a sus partes encarnadas en la Tierra. Podría irles mucho mejor si escucharan a sus almas, pero los humanos son absolutamente libres. Por ejemplo, pueden imitar lo que has hecho tú, o pensar que estás loca y reírse. Pero eso no va a afectarnos a nosotros, somos un equipo, ¿lo ves? ¿Notas que, si yo estoy contigo, las tonterías de la Tierra te afectan menos, o nada?

-Lo noto, lo noto, al menos en cosas pequeñas…

-Pues quien hace lo pequeño, hace lo grande. Así que, hala, levántate, es suficiente por hoy. Mañana charlamos de nuevo, si quieres claro, recuerda que si no me llamas, yo, calladito, ni rechistar. Los de la luz no imponemos ni obligamos. ¡Hala, a dar una vuelta! Ja, ja, ja.

-Muy gracioso, sabes de sobra que ahora no podemos salir.

-Bueno, tu cuerpo no puede, pero puedes usar tu imaginación, como hacen los niños. Vuelve a ser niña, abre tu mente y viaja.

-Está bien, voy a ir a un mundo mejor para todos, a ver si pesco ideas.

-Perfecto -asintió-. Mañana me cuentas. Los mejores inventos de la humanidad no nacieron de lo que se sabía sino de lo que no se sabía, de lo que pertenece al mundo de lo desconocido y lo misterioso. Y es en ese lado que los ojos no pueden ver donde estamos nosotros, los seres de luz en todas nuestras formas y misiones.

-Hasta mañana, entonces, Yo Superior.

-Hasta mañana, bonita -y desapareció.

¿Y si fuera verdad que los de arriba y los de aquí somos un equipo? Tal vez todo sería más fácil. Mañana probaré de nuevo a llamarle con la frase mágica… ¿Y si funciona de nuevo?